El coronavirus y la fuerte caída del petróleo llevan el pánico a las bolsas
Mercados
El Ibex cierra con pérdidas del 8% y Wall Street se deja 2.000 puntos en el día
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El desplome de hasta un 31% del precio del crudo antes de la apertura de los mercados en Europa –luego moderado al 20%– hizo desaparecer este lunes de un plumazo cualquier atisbo de posibilidad de recuperar la confianza. No la hay ni se la espera. Nadie sabe aún el alcance real de la crisis sanitaria, pero aumenta la creencia de que la económica va a tomar pronto forma de contracción brusca o recesión. No hay vuelta de hoja.
Así las cosas, las bolsas mundiales abrieron este lunes con un rojo intensísimo y vivieron en las largas horas que transcurrieron hasta el cierre una pesadilla, un lunes negro equiparable al de las páginas más negativas de su historia, sólo celebradas por los bajistas. El Ibex perdió un 8% –el peor descenso desde el día posterior a la votación del Brexit y la quinta mayor bajada de la historia– para acabar por debajo de los 7.700 puntos, casi una cuarta parte de lo que tenía hace apenas dos semanas. La sangría en el selectivo español no dejó prisioneros. Tras ArcelorMittal, la más castigada con un -17%, se situaron todos los bancos, la petrolera Repsol, ACS, Telefónica... todos ellos con retrocesos del 10% o más. En París (-8,4%), Frankfurt (-8%) y Londres (-7,7%) padecieron sacudidas similares.
En todas partes ocurrió lo mismo, pero las ventas masivas reflejaron mayor virulencia en plazas especialmente sensibles a la crisis del coronavirus, como Milán, la capital de la confinada Lombardía, donde el desplome superó el 11%. En otras, el pánico siguió los patrones propios de las crisis clásicas, en las que cuando se dan por inauguradas oficiosamente, el dinero desaparece. Es lo que pasó en Argentina y Brasil, que sufrieron la salida masiva de capitales y vieron cómo sus bolsas perdían alrededor de un 12% de su valor cada una, un movimiento paralelo al de la depreciación de sus respectivas divisas. El peso mexicano, un país con una economía muy dependiente del petróleo, llegó a caer un 10% frente al dólar y los bonos soberanos se desplomaron. El índice principal de la bolsa de México se dejó
un 6,4%.
El plato fuerte, sin embargo, se sirvió en Wall Street, el centro del capitalismo y las finanzas mundiales. La bolsa neoyorkina, que tuvo que suspender su operativa en las primeras horas –lo mismo que la de los futuros, antes de la apertura– marcó récords negativos. El Dow Jones perdió más de 2.000 puntos, lo nunca visto, muy lejos de los 1.200 puntos del récord anterior, para terminar cerrando por debajo de los 24.000, un 7,8% menos que el pasado viernes. Los inversores desconfían absolutamente de la evolución de la economía estadounidense a pesar de su todavía aceptable crecimiento y el pleno empleo.
Refugio en los bonos
Toda la curva de tipos de Estados Unidos ofrece rendimientos inferiores al 1%
El panorama es negro y esas expectativas se traducen en una aversión total al riesgo. El índice del miedo y la avaricia cayó este lunes hasta los 3 puntos –en una escala de 0 a 100–, lo que indica que se ha instalado el modo pánico en el mercado. El VIX, el índice de la volatilidad, se disparó este lunes por encima de los 60 puntos a media sesión, por encima de los máximos de noviembre del 2008, poco después de la caída de Lehman Brothers y el estallido de la crisis financiera.
Los fondos se van a los bonos. Este lunes, ese movimiento ya iniciado hace semanas provocó que el bono del Tesoro americano a 30 años viera bajar su rendimiento por debajo del 0,7%. El de 10 años cayó por momentos hasta el 0,3%, aunque luego repuntó ligeramente. En ambos casos, se trata de territorios inexplorados. Toda la curva de tipos de Estados Unidos ofrece hoy rentabilidades inferiores al 1% por primera vez en la historia. Su demanda se ha disparado porque el inversor no sabe qué hacer con su capital y busca cobijo en ellos. También en los bonos del Reino Unido, y en el yen o el oro.
En el lado contrario, el de los vencidos por el miedo generalizado, el patio está muy concurrido. Además de desprenderse de acciones y bonos de alto riesgo de empresas o países –que hasta hace bien poco se han financiado sin problemas–, los flujos de los inversores empiezan a perjudicar a países que, sobre el papel, resultan menos fiables para la comunidad financiera y que ahora tendrán que pagar más a quienes se avengan a prestarles dinero. En Europa, las primas de riesgo de Italia y España subieron este lunes de forma significativa, aunque aún sean todavía bajas gracias a la acción del BCE en el mercado de deuda con sus compras.
Esa es ahora una de las prioridades de los bancos centrales y las autoridades políticas y económicas: asegurar la liquidez que permita sostener el sistema y evitar un cortocircuito general como el que siguió al del 2008. Este lunes, la Reserva Federal mostró claramente qué es lo que le preocupa después de haber bajado medio punto el precio del dinero la semana pasada. A primera hora del día, la Fed anunció que las operaciones diarias en el mercado de recompra de activos se incrementarán hasta los 150.000 millones de dólares por día frente a los 100.000 anteriores, mientras que las operaciones a dos semanas pasarán a contar con 45.000 millones de dólares a su disposición frente a los 20.000 millones con los que disponían hasta la fecha. Esta medida busca ayudar a los bancos para que los tipos de mercado se acerquen al máximo a los que marca la Reserva Federal con sus tipos de referencia. Puede desaparecer la confianza en la economía, pero no la seguridad en el sistema financiero, vital para evitar el caos.
Una factura descomunal
En las últimas semanas, las bolsas mundiales han perdido 13 billones de dólares en valor
Con todo, después de que las bolsas mundiales hayan visto evaporarse 13 billones de dólares de su valor en las últimas tres semanas, es normal que se imponga la prudencia. Pimco, la mayor gestora de renta fija del mundo, recomendó este lunes a los inversores que sean cautos y enfoquen sus inversiones tomando posiciones que les permitan asegurar la liquidez y preservar el capital. “Los peores efectos económicos llegarán en los próximos meses”, advierte Pimco.