Draghi se despide negando la existencia de burbujas en la deuda
Política monetaria
El presidente del BCE termina su mandato de ocho años sin subir tipos
Ciao , SuperMario. Mario Draghi ofreció este jueves su última rueda de prensa como presidente del Banco Central Europeo (BCE). Era el día de las despedidas y de hacer un balance de su etapa. “Ha sido una experiencia intensa, profunda, fascinante. He tratado de cumplir con el mandato de la mejor manera posible. No puedes cambiar la historia a no ser que seas historiador. Pero si tengo que resumir mi legado, entonces diría: ¡nunca te rindas!”.
Numerosos periodistas aprovecharon el turno de preguntas para desearle buena suerte y agradecerle su labor. Pero ¿cómo valorar su balance al frente del BCE estos últimos ocho años? Responde el profesor del Iese Xavier Vives, que acaba de publicar un estudio sobre el papel de los bancos centrales. “Si hubiera habido otra persona en su lugar, hoy no tendríamos euro”, afirma, tajante. “Su intervención fue crucial. Realmente ha sido un maestro, al disponer de capacidad técnica, habilidad política y dotes de comunicación”, añade.
Balance
Del ‘whatever it takes’ a un BCE dividido
Gracias a su célebre whatever it takes pronunciado en plena crisis de deuda soberana en julio del 2012 (“haré todo lo que sea necesario para salvar el euro y, créanme, será suficiente”) el proyecto de la unión monetaria se mantuvo en pie. Este jueves hicieron notar que cuando el italiano asumió el mando en Frankfurt Grecia estaba fuera del mercado de la deuda soberana. Ahora que se marcha, Atenas acaba no sólo de colocar bonos, sino que lo ha hecho...¡con rentabilidad negativa!.
Ahora bien, las estadísticas dicen que bajo su presidencia nunca se subieron tipos de interés, se compraron activos por 2,6 billones de euros (dos veces el balance del BCE) y se creó un monto colosal de deuda (este año se superó en la eurozona por primera vez la barrera de los 10 billones de euros en deuda pública). “No veo burbujas, hay alguna local, limitada al sector inmobiliario”, se defendió este jueves Draghi.
Asimismo, si el mandato estatutario era acercarse a una tasa de inflación del 2%, entonces ha fracasado en su objetivo, porque los precios están muy lejos de ese nivel, al rondar en estos momentos un tímido 0,8% interanual.
Draghi deja también un consejo del BCE muy dividido. Aunque él lo minimiza al recordar que es normal que haya discusiones, reconoció este jueves públicamente que hay “disidentes”, voces discordantes que critican su laxitud monetaria y reclaman una política más ortodoxa. Hay que recordar que tres miembros alemanes han dimitido del directorio del BCE desde el 2011. Y en la anterior reunión de septiembre, más de un tercio de los miembros del consejo, incluyendo franceses y alemanes se opusieron a los nuevos estímulos. Vives le defiende: “En el contexto actual, con la Reserva Federal de EE.UU. y el Banco de Japón en tipos negativos o muy bajos, Draghi no tenía mucho margen, porque habría encarecido el euro y dañado la economía europea”.
Opinión
Para Xavier Vives, del Iese, “con otra persona en su lugar hoy no tendríamos el euro”
A lo largo de ocho años, Mario Draghi sacó toda la artillería posible de la política monetaria pero también la ha exprimido y vaciado. Prueba de ello es que el banquero volvió este jueves a pedir ayuda a los países con margen presupuestario, para que aumenten el gasto. “Si alguien quiere ver que los tipos suben, la política fiscal debería ser más activa”, indicó en alusión a Alemania. En este sentido, el italiano sugirió la necesidad de que Europa se dote de mecanismos de fiscalidad centralizada para poder llevar a cabo políticas más efectivas en el futuro. Una herencia que deberá gestionar su sucesora, Christine Lagarde, que este jueves participó por primera vez (sin intervenir) en la reunión del consejo de la institución.
Poco se sabe sobre cuáles serán a partir de ahora los planes de futuro de Draghi a sus 72 años. “Esto deberíais preguntárselo a mi mujer. Ella es la que sabe. O por lo menos eso espero”, bromeó. Fuentes diplomáticas italianas admitían que en su país natal “nadie se atreve a cuestionar su trabajo y su prestigio”. Faltan dos años para la elección del presidente de la República en Italia.