La americana Dynatrace abre un centro en la torre Glòries y prevé triplicar plantilla
Tecnológicas
La empresa se centrará en Barcelona en el desarrollo de su software para monitorizar el recorrido del usuario en una web o aplicación
La torre Glòries se está convirtiendo en un centro tecnológico de la ciudad de Barcelona. Tras las llegadas de Facebook, Oracle y TravelPerk, el emblemático edificio de la capital catalana dio ayer la bienvenida al nuevo laboratorio de Dynatrace, una multinacional estadounidense especializada en el desarrollo de software para empresas.
La compañía se trasladó al edificio a finales de julio del 2018 pero hasta ayer no tuvo listas las instalaciones. El fundador y director tecnológico, Bernd Greifeneder, asegura que la compañía ha invertido alrededor de un millón de euros para su puesta en marcha y que el contrato de alquiler que ha firmado con Merlín, el propietario de la torre Glòries, es por una duración de cinco años y un espacio de 12.000 m2, repartido en dos plantas (la 15 y la 16).
Centros
La multinacional pretende convertir a Barcelona en su quinto hub global
Según Greifeneder, la intención de la multinacional es convertir Barcelona en el quinto hub de Dynatrace en el mundo, detrás de los que tiene en Estados Unidos, Polonia y Austria (donde tiene dos centros porque la firma nació en este país).
Para conseguirlo, la firma tiene previsto ampliar su plantilla de 48 a 150 puestos de trabajo en tres años. Greifeneder quiere fichar a empleados de todo el mundo y de perfil técnico (del ámbito del desarrollo de software, la ingeniería y el diseño de contenido). La compañía –que tiene su sede en Boston y está en manos de fondos de capital riesgo– cuenta con 2.000 trabajadores en todo el mundo especializados en servicios de software inteligente para acelerar la transformación digital de grandes empresas.
En Barcelona, el laboratorio se centrará en el desarrollo de su herramienta Session Replay, que monitoriza el recorrido del usuario en una web o aplicación. Esta funcionalidad procede de la compra en el 2017 de la start-up suiza Qumram, que tenía una filial en la capital catalana. Fue entonces cuando Dynatrace aterrizó en Barcelona y empezó su camino para convertirla en su quinto laboratorio en el mundo.