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Banco de España: en rojo

Las crisis de las cajas

Ernesto Ekaizer traza un demoledor relato del papel jugado por el supervisor en la crisis de Bankia

Sede del Banco de España, en Madrid

Dani Duch

Un libro blanco suele trazar escenarios de futuro. Un libro negro suele dibujar los caminos equivocados del pasado. Sin olvidar a sus protagonistas. Ernesto Ekaizer se ha embarcado en escribir uno muy oscuro sobre la crisis de Bankia y de las cajas de ahorro. Y específicamente sobre cómo fallaron el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) a los ciudadanos.

El resultado, plagado de un rosario de nombres que en general no salen nada bien parados –los gobernadores Jaime Caruana y Miguel Ángel Fernández Ordóñez, el subgobernador Fernando Restoy, la presidenta de la CNMV, Elvira Rodríguez, por supuesto Rodrigo Rato, por citar algunos–, es un relato muy bien construido y aún mejor ilustrado con suculentas anécdotas sobre las intrigas y feroces guerras internas en torno al caso Bankia. Un relato que resulta desde temprano turbador. Básicamente porque el propio Ekaizer incluye en las primeras páginas un cuadro con los ascensos que han experimentado desde entonces muchos de los protagonistas del Banco de España.

Análisis de “una máquina de perder dinero”

Y Ekaizer en su libro no habla sólo de inacción ante la burbuja inmobiliaria o de negligencia al actuar. Apunta sobre todo al encubrimiento consciente de la situación real de Bankia al salir a Bolsa por parte de los organismos que debían controlarla y que además la orquestaron. Y, nacionalizado ya el banco, habla de la negación persistente de los supervisores de que hubiera ningún indicio de que en mayo del 2012 se abrirían las puertas del abismo para Bankia y para los presupuestos públicos. Aunque el inspector del Banco de España José Antonio Casaus, cabeza del equipo de inspección de BFA-Bankia, declara que en el primer trimestre del 2011 el grupo era ya “una máquina de perder dinero” y que estaba en “un punto de no retorno”. Saldría en julio a bolsa.

Saltos adelante para ganar tiempo por si se salía de la crisis, razón de Estado, salvar el prestigio –o el futuro– personal... Ekaizer recuerda que la crisis de las entidades financieras en España, que no sólo consistía en cajas politizadas, como ha mostrado la caída del Banco Popular, ha exigido ayudas públicas de 122.122 millones de euros. Contabilizando otros apoyos se acercarían a 300.000 millones, un tercio del PIB.

Los incontables capítulos del caso Bankia

Las imágenes que quedan del libro son incontables. La batalla de Restoy contra sus propios inspectores que son peritos del juez Andreu. Auditoras que preparan las cuentas que luego auditan. El permiso para que las cajas que integraban Bankia no mostraran pérdidas en el ejercicio 2010 cargando sus pérdidas –9.207 millones– contra las reservas y no contra la cuenta de resultados: así se podían pagar los intereses de las preferentes, aportar a la obra social y pagar por los beneficios falsos un bonus a sus directivos... de 112 millones de euros.

Otra imagen impagable: Fernández Ordóñez leyendo las memorias de Greenspan y diciéndole a Aristóbulo de Juan –que le ha propuesto enviar a los inspectores para detectar la verdadera situación de los bancos– que el Maestro dice que “un banco central no tiene que incordiar a los banqueros”.