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Carlos Torres ante el gran reto de gestionar la banca de BBVA, pero sin BBVA

Sucederá a Francisco González en la presidencia

Conducir la digitalización del banco, mejorar márgenes, gestionar las tensiones en Turquía, tal vez, capear una nueva crisis, entre los retos del nuevo presidente de BBVA

Carlos Torres accederá a la presidencia de BBVA a partir del 31 de diciembre.

Ander Gillenea / AFP

“La gente necesita la banca, pero no a los bancos”.Con esta famosa frase Bill Gates trató, hace poco menos de una década, de definir el destino del sistema financiero del futuro. “¿Crees que algún día podemos abrir una cuenta bancaria o pedir un préstamo sin tener que venir físicamente al banco? “, continuaba aquella reflexión del fundador de Microsoft.

Decir ahora que el informático iba por buen camino es fácil, pero no tanto cuando Carlos Torres Vila, el recién nombrado presidente de BBVA , se incorporó a esa entidad financiera en 2008.

La tecnología, la obsesión de Francisco González

Torres, que en alguna de sus intervenciones ha asegurado compartir el espíritu de la frase de Gates, ha sido desde su llegada el hombre de la tecnología de BBVA. Él ha sido quién ha apuntalado la estrategia de innovación, la apuesta por las nuevas tecnologías y los continuos ensayos en este campo que Francisco González lleva años enarbolando.

Incluso en los peores momentos de la crisis financiera, cuando el resto de banqueros españoles no era capaz de levantar los ojos de la cuenta de resultados, los activos tóxicos y las elevadas tasas de morosidad, Francisco González hablaba de cosas, entonces tan raras, como monederos digitales, aplicaciones financieras para el móvil, blockchain o las fintech (esas empresas tecnológicas que tras el estallido de la crisis aprovecharon la debacle financiera y de prestigio de la banca para ofrecer servicios financieros a través de internet).

Heredará el banco en el que el 50% de las ventas son digitales

Desde su puesto como Consejero Delegado, Torres ha ido de la mano de su todavía jefe. En sus últimas comparecencias en público ha hablado del potencial del blockchain en el sector financiero, se ha mostrado partidario de la implantación de un “Sandbox” (un entorno de pruebas en el que poder desarrollar proyectos financieros innovadores con riesgo acotado), ha pedido una regulación homogénea para las fintech y los bancos, y también, como su jefe, ha insistido en que sus verdaderos competidores son Amazon, Apple, Facebook o Google.

“Innovar o morir”, “la clave está en ganarse la confianza de los clientes”, son algunas de las frases de Carlos Torres que trazan el camino de futuro que le toca conducir. Pero incluso si todo va como está previsto en el plan estratégico del banco, Torres debería heredar el próximo 1 de enero un BBVA en el que la mitad de sus ventas ya procedan del canal digital. Un reto, que según se publicó en la web de BBVA, ya se consiguió el pasado mes de agosto.

Mejorar márgenes

Eso significa que además de la innovación le toca gestionar la otra mitad del banco que todavía funciona según los criterios de la “banca tradicional”. Y aquí, el objetivo prioritario es mejorar márgenes y rentabilidad. Conseguir beneficios en un entorno de tipos de interés casi negativos está siendo el gran desafío de la banca española y europea en los últimos años. La esperada subida de tipos del Banco Central Europeo prevista para mediados de 2019 puede ser un viento de cola en la gestión de Torres.

No parte de una mala posición. En la actualidad BBVA es el segundo banco español por rentabilidad sobre recursos propios (ROE) con un 11,7%, solo superado por Bankinter que se anota un 13%. En el segundo trimestre de 2018, BBVA presentó un beneficio de 2.649 millones de euros, un 14,9% más que el mismo período del año anterior. El propio Carlos Torres atribuyó ese resultado al “fuerte crecimiento de los ingresos recurrentes derivado de los avances en la transformación digital”.

Recuperar el precio de la acción

Pero esa buena posición no se refleja en la cotización de la acción. En lo que va de año, los títulos de BBVA han perdido alrededor del 20% de su valor, solo en los dos últimos meses, cayeron más de un 11% tras un mes de agosto especialmente aciago y cuyos motivos enlazan directamente con otro de los retos cuya gestión quedará en la hoja de servicios de Carlos Torres.

El castigo bursátil de BBVA en agosto estuvo directamente ligado a la crisis que se desató en Turquía y la fuerte exposición del banco en ese país. Turquía es la tercera región que más aporta (un 11%) al beneficio de BBVA después de México y España. Por eso el desplome de la divisa turca, el incremento de la inflación y la crisis financiera que amenaza a ese país han obligado al banco a incrementar las provisiones en la región en más de 300 millones y le ha puesto en vigilancia especial por parte del BCE.

“La situación no debería ir a más. Los fondos internacionales que podrían cambiar la deuda pública turca por la americana tras la subida de tipos de la Reserva Federal parece que se han tranquilizado con la fuerte subida de tipos de interés realizada por el Gobierno turco”, asegura el analista de XTB, Joaquín Robles.

El gran escollo turco

En cualquier caso, son muchas las fuentes financieras que nunca han visto con buenos ojos la aventura turca de Francisco González y de Carlos Torres, que la ha apoyado siempre. La idea era repetir el éxito de México y posicionarse en mercados poco bancarizados para ganar presencia y negocio también con la banca digital. “Los dispositivos móviles están reescribiendo el manual de instrucciones para el modelo de banca”, advertía un informe de BBVA Research fechado en 2013.

Pero el manual que tan bien funcionó para México, ahora principal fuente de ingresos del banco, no ha acertado tanto en otras latitudes. En febrero de 2017, BBVA anunciaba la venta de la última participación en el banco chino CNBC, tras una aventura más de 10 años con la que al menos aseguró que había obtenido un flujo positivo de caja de unos 1.300 millones.

No es el caso de Turquía. BBVA ha invertido 7.000 millones de euros en acciones de Garantí desde 2010 y ahora el banco vale 4.200 millones. Un desfase que, sin duda, va a ser uno de los mayores dolores de cabeza de Torres. Tiene que decidir si da marcha atrás y asume esas abultadas pérdidas o afronta, incluso, el riesgo de una posible nacionalización.

Elegir consejero delegado

Pero quizá mucho más importante que todo lo comentado, el gran reto de Torres sea elegir al consejero delegado adecuado. Más allá de la quiniela de nombres que ya se están bajando, la clave será el perfil del elegido.

Su principal competidor banco Santander acaba de apostar por Andrea Orcel un banquero de inversión, dando la señal de compras corporativas.

Las fuentes consultadas descartan que Torres vaya a seguir los pasos de Ana Botín, todos apuntan a nombres de la casa y al espíritu más o menos continuista. Aseguran también que en la decisión probablemente pese más la confianza en la persona que el perfil.

Una de esas fuentes consultadas, la única que acepta ser nombrado, además ofrece un peculiar análisis de este aspecto. Venancio Salcines, fundador de la Escuela de Finanzas, considera que “Torres debería elegir un consejero delegado con amplios conocimientos de banca comercial”, apunta. Según su análisis, BBVA debe centrarse ahora en transmitir proyección de futuro a la organización sin temor a las nuevas tecnologías.

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