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Jodorkovski, el hombre que se creyó intocable y desafió a Putin

Ignacio Ortega

Moscú, 19 dic (EFE).- El magnate ruso Mijaíl Jodorkovski, quien será indultado en breve por el Kremlin, cayó en desgracia hace 10 años por desafiar al presidente Vladímir Putin, que no dudó en desatar toda su ira contra el otrora hombre más rico de Rusia.

Son pocos los que dudan de que Jodorkovski nunca habría sido represaliado de no ser por su decisión de financiar a la oposición política al Kremlin, osadía que le costó 14 años de prisión y la expropiación de la mayor petrolera de Rusia, Yukos.

Como consecuencia, el multimillonario se ha pasado los últimos diez años de su vida encerrado en una prisión de la remota región siberiana de Chitá, fronteriza con China y Mongolia.

Jodorkovski, como muchos otros emprendedores empresarios judíos rusos, forjó su fortuna en los turbulentos años de la privatización postsoviética, aprovechando el vacío legal existente durante la era "yeltsiniana" (1991-2000).

En vísperas del cambio de milenio (1999), el empresario ruso decidió legalizar las operaciones de Yukos, que se convirtió así en la compañía más transparente de Rusia a ojos de las auditoras occidentales.

Antes de su detención en 2003, Jodorkovski era una de las personas más influyentes del país, mientras Yukos era la mayor petrolera privada rusa y el principal suministrador de petróleo a China.

Según partidarios y detractores, en ese preciso momento el oligarca se creyó intocable, hasta el punto de que en una reunión con Putin le echó en cara la rampante corrupción existente en el Gobierno.

Jodorkovski nació en 1963 en Moscú en el seno de una familia de ingenieros e inició su carrera empresarial en 1987, en plena "Perestroika", al fundar con unos amigos una compañía de compraventa de ordenadores y luego de importación-exportación, negocio que le reportó sus primeros beneficios.

En 1991 fundó el grupo bancario Menatep, uno de los primeros bancos privados del país, que se expandió rápidamente al serle asignada la gestión de fondos de compensación a las víctimas de la catástrofe nuclear de Chernóbil.

Con todo, Jodorkovski fraguó su fortuna al comprar a precio de saldo masivas participaciones ("vouchers" repartidos entre la población) en las empresas estatales soviéticas recién privatizadas, lo que le permitió adquirir la petrolera Yukos por 350 millones de dólares.

Su meteórica carrera parecía imparable, incluso después de que Putin asumiera el cargo de primer ministro en el verano de 1999 y la presidencia al año siguiente.

No obstante, Jodorkovski hizo oídos sordos a los avisos enviados desde el Kremlin y comenzó a financiar a partidos opositores liberales como Yábloko, el único que se opuso desde el principio a la guerra de Chechenia.

En octubre de 2003, en vísperas de las elecciones parlamentarias, Jodorkovski fue detenido por una unidad especial de los servicios secretos cuando se encontraba en su avión privado en el aeropuerto de la ciudad siberiana de Novosibirsk.

Durante el proceso judicial, Jodorkovski defendió su inocencia y acusó al Kremlin de lanzar una campaña de acoso y derribo contra su persona para poder "saquear" libremente la petrolera Yukos, ahora expropiada y en manos de la estatal Rosneft.

Finalmente, el 31 de mayo de 2005 fue condenado a nueve años de prisión por nueve delitos estipulados en seis artículos del Código Penal de Rusia, junto con el ex director financiero de Yukos, Platón Lébedev.

En octubre, fue trasladado a una penitenciaría a 7.000 kilómetros de Moscú, donde ha estado varias veces en celdas de castigo, entre otras cosas por escribir artículos en la prensa contra Putin, y ha protagonizado dos huelgas de hambre.

En febrero de 2007 la Fiscalía General presentó nuevos cargos en su contra por presunto robo de crudo a su propia petrolera, en 1998-2003, por valor de unos 35.000 millones de dólares, y por blanqueo del dinero obtenido.

Por ello, en diciembre de 2010 fue sentenciado a otros seis años de cárcel, lo que aumentaban a 13 años y medio el total de su condena.

En diciembre de 2011, Jodorkovski vio reducida su pena en dos años, por lo que debería salir en libertad el 25 de octubre de 2014, diez años después de su detención.

Hasta ahora se había negado a pedir el indulto por cuestión de principios al considerar que esto sería interpretado por el Kremlin como un reconocimiento de culpa.

Amnistía Internacional y la oposición liberal rusa consideran preso político a Jodorkovski, que ha perdido casi la totalidad de sus 15.000 millones de dólares de fortuna.