Tokio quiere combatir la baja tasa de natalidad que está marcando el país nipón. Para ello, ha buscado una medida que no ha dejado indiferente a nadie: reducir la jornada laboral a cuatro días.
Esta iniciativa que se aplicará a partir de abril de 2025, ha sido impulsada por la gobernadora Yuriko Koike. La meta es mejorar el equilibrio entre la vida personal y laboral, tratando de fomentando la conciliación familiar.
Con esta reforma, la capital japonesa, que alberga casi diez millones de personas, espera que sea el conato o la chispa que frene un descenso demográfico que afecta al país desde hace más de una década.
El plan también incluye una “licencia parcial por cuidado de niños”. Esta permitirá a los trabajadores reducir su jornada diaria hasta en dos horas para atender responsabilidades familiares. Es decir, dentro de lo que se pueda, priorizar la familia.
Japón se ve inmerso en una grave crisis demográfica: en 2023, nacieron poco más de 727.000 bebés, su cifra más baja. En Tokio, los nacimientos han caído un 15% en los últimos diez años, reflejando así el impacto de una población sumamente envejecida.
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Un niño recién nacido en un hospital al norte de Tokio
Reducir la desigualdad laboral entre hombres y mujeres, es un factor vital dentro de esta medida, ya que lo han identificado como un problema que ha afectado directamente la tasa de natalidad. Según el Banco Mundial, en 2022 solo el 55% de las mujeres japonesas trabajaban, frente al 72% de los hombres.
El fenómeno “karoshi”
A esto hay que sumarle, la muerte por exceso de trabajo. “Karoshi” ha llevado a muchas mujeres a desechar el sueño de la maternidad o incluso, a renunciar a sus carreras. Con una semana laboral más corta, Tokio espera que más mujeres puedan combinar la maternidad con sus aspiraciones profesionales.
Esta decisión no garantiza el éxito de inmediato, pero sí que puede revertir las cifras a largo plazo. Para mayor inri, si se crea un entorno laboral más equitativo, Tokio podría convertirse en un modelo a seguir para otras ciudades del mundo.