¿Cambiarías el rugido del motor de un Porsche tradicional por el zumbido de un eléctrico? Puristas y clientes de la marca lanzan un “no”.
El salto a la movilidad eléctrica pone a la industria en una encrucijada, con grandes inversiones y una demanda que no despega. La histórica firma alemana lo vive en sus carnes (o coches): crisis de ventas, márgenes a la baja y la duda de los inversores, cayendo en bolsa un 30% desde su debut hace menos de tres años. Los recortes de empleo y planes abortados van desfilando. La marca del grupo Volkswagen es reflejo de un mayor trasfondo, el del cliente del lujo y amante de la velocidad, más reticente a pasarse a los eléctricos.
La automotriz capitaneada por Oliver Blume –a la vez presidente del consejo del grupo Volkswagen– lanzó un profit warning para detallar una menor rentabilidad hace unos días. Las ventas se congelarán –o caerán– en el 2025 con 39.000-40.000 millones de euros, el retorno de las ventas (10%) bajará a casi la mitad sobre el 2023 y el margen de flujo de caja pasará del 11% a hasta un 7% en el mismo plazo. La previsión del 2025 “es una gran preocupación”, advertían en Bernstein.
Marcha atrás: modelos que debían ser totalmente eléctricos se adaptan a otras tecnologías para aguantar la demanda
En parte se esperaban curvas, pero no tantas. El 2024 fue “el año con el mayor programa de lanzamientos de la historia”, renovando modelos y apostando por electrificar, se lee en sus presentaciones. Tras las fuertes inversiones y los baches típicos por la renovación de la gama –el cliente espera las nuevas versiones si sabe que las hay– el cliente no acompaña. Hasta el tercer trimestre del 2024, últimas cifras publicadas, todas las grandes métricas caen, desde las entregas (-7%) y facturación (-5%) al beneficio (-30%). En un avance del cierre del 2024 reconoce que tres de sus seis grandes modelos venden menos. En el caso del Taycan, retroceden un 49%:
Todo deja un panorama alejado de lo idílico. Renovada gama, invertidos millones y millones, hoy el eléctrico pesa solo un 7,3% de las ventas, por el 13% medio del 2023. La idea era llegar al 50% en el 2025 o al 80% en el 2030. Inalcanzable. Viendo la demanda, ya da marcha atrás, alargando los motores actuales y con versiones de combustión o híbridas enchufables para coches originalmente eléctricos puros. El ida y vuelta se traduce en algunos retrasos también. Con el reajuste, en el 2025 sufrirá un impacto de 800 millones para sumar motores de combustión e híbridos. Se centrará en la personalización –da más margen– y adelgazará estructuras corporativas. Son “medidas para fortalecer la rentabilidad de la empresa en el corto y mediano plazo”, explicaba. Con coches que en un pestañeo se pueden ir a 200.000 euros, más que eléctricos, ve cómo los clientes quieren gasolina e híbridos.
China vira a opciones propias y más baratas, mientras que en EE.UU. está pendiente de los aranceles
¿Dónde se rompen las costuras? China ya no brilla. Primero se disparó, pasando del 7% de las entregas del 2008 al 30% en el 2021 y el 2022, cuando era su principal mercado. Pero la fuerte competencia de nuevos actores en el coche eléctrico y la guerra de precios convierten lo que era una mina para enseñas europeas en un golpe para sus Taycan o Macan. BYD, SAIC y demás salen ganando. Hasta septiembre las ventas de Porsche caían un 28% en China y solo pesa el 19% en el total. La marca ha reajustado estrategia allí: “Valor sobre volumen”, es el lema.
Con China a la baja, necesita más de Europa, ahora su primer mercado. Mal momento porque la movilidad eléctrica cae. Las ventas en casa, en Alemania, se desploman un 20% en el último trimestre. Otro 8% en el resto de Europa. Norteamérica (EE.UU. y Canadá) es el puntal fuera de Europa: ya superó a China en el 2023. Pero allí también vende menos (-5% hasta septiembre) y la guerra arancelaria de Trump amenaza con ampliar la sangría. Las represalias en China por los aranceles de la UE pueden completar la pinza.
Hay curvas, ¿y conductor? Ya hay señalados. Se negocia la salida de Lutz Meschke, director financiero, que en el 2022 tocaba la campana del salto al parqué junto a un radiante Blume. Y la de Detlev Von Plante, de ventas y marketing. Al margen, alguno señala a Blume y su doble rol en Volkswagen y Porsche, que impide dedicarse a tiempo completo a una. La bolsa es la mejor muestra de las dudas: hoy vale un 30% menos que al salir al mercado y cede un 50% desde máximos, capitalizando en unos 50.000 millones. Sobrevuelan más ajustes: planea 1.900 salidas hasta el 2029, tras las 1.500 del 2024. Sigue el camino sinuoso.