Acaba el año y las miradas del sector artístico se vuelven hacia Miami por la feria Art Basel. Una edición con 286 galerías que, bajo la nueva dirección del veterano galerista Bridget Finn, buscará un rejuvenecimiento incorporando 34 nuevas propuestas. Será interesante ver cómo funciona la feria tras las subastas de Nueva York de hace unos días y la elección de Trump, porque mucho hemos hablado del enfriamiento que está sufriendo este mercado los dos últimos años, pero veo un sector que es consciente de que los precios han bajado, pero que es optimista y que confía en el devenir de los próximos meses.
Y es que los resultados de las salas de Nueva York no han sido para nada un fiasco como muchos temían. No son para tirar cohetes, cierto, Christie’s misma vendió en su conjunto un 20% menos que las subastas del año pasado y todas las casas han quedado lejos de los de hace dos, pero un mercado que en diez días es capaz de subastar unos 1.500 lotes y vender por valor de más de 1.300 millones en arte, con algunas obras marcando récords sonados, cuesta decir que esté en crisis. Por récords me refiero al que ocupó las portadas de medio mundo: uno de los tres plátanos de Maurizio Cattelan que hace cinco años se vendió en el stand de Perrotin en Art Basel Miami Beach por 150.000 dólares y que hace dos semanas se adjudicó por la extraordinaria cifra de 6,24 millones en Sotheby’s al criptoinversor chino Justin Sun. Lo comentamos ampliamente en las páginas de este periódico. Pero hay otros lotes que también han sido noticia, como una de las mejores versiones de L’empire des lumières que René Magritte pintó en 1954. Marcó el récord del artista en subasta adjudicándose en Christie’s por 121 millones, entrando en el selecto grupo de artistas que han superado los 100 millones. O una de las enormes pinturas de Ed Ruscha de los sesenta, Standard station, de las pocas que quedaban en manos privadas y que pudo verse en la exposición del MoMA de hace un par de años. Christie’s la vendió por 68 millones. Fuera de algunas obras trofeo y récords varios, hubo lotes retirados y otros que para nada cumplieron las expectativas, y faltó una gran colección que disparara los resultados como sucedió años atrás, pero en su conjunto la cifra alcanzada de 1.300 millones es más que notable, permitiendo a las grandes casas de subastas salir airosas de este difícil reto y afirmar que, pese a una recalibración, este mercado se mantiene resiliente.