Solo una ciudad como París es capaz de encadenar, en solo unas semanas de diferencia, tres ferias de arte y antigüedades de tanto nivel. Después de Art Basel Paris y de Paris Photo, bajo el renovado Grand Palais se inauguró la semana pasada la magnífica feria FAB Paris. Liderada por Louis de Bayser, es la heredera de la que había sido la histórica Biennale des Antiquaires de la capital francesa, la que en 1962 impulsó un personaje tan fascinante como André Malraux. Él habría encontrado en esta feria un sinfín de obras para ilustrar versiones y versiones de su Le Musée imaginaire.
La renovación del Gran Palais se ha hecho con todo el lujo y exigencia con que sólo los franceses saben cuidar su patrimonio histórico. Es el espacio ideal para exponer el nivel de obras artísticas que se presentan. Los colores beige y gris perla de las moquetas, la cálida iluminación indirecta de los frisos de los estands y la majestuosa cúpula por donde se filtra la luz natural, deja en evidencia los estands de muchas ferias de contemporáneo, simples cubos blancos pésimamente iluminados y suelo de cemento irregular.
FAB sabe leer muy bien cómo son las casas de los coleccionistas a quienes va dirigida y el nivel de exquisitez que demandan las obras que se exponen, que recorren toda la historia del arte. Del mobiliario y las artes decorativas que tuvo en su villa de la Riviera la baronesa Ephrussi de Rothschild, incluyendo unas soberbias puertas chinas, a la alta joyería vintage que hace las delicias de los más entendidos. Pasando por pintura y escultura que bien podría tener cabida en los mejores museos y colecciones del mundo. Como un Renoir que se vendió por un millón y medio de euros en Richard Green de Londres. O un pequeño Duchamp, que por “sólo” 140.000 euros la galería Rosemberg de Nueva York les envolvería rápidamente para que se llevasen como regalo de Navidad. O unas delicadas máscaras, tanto africanas como japonesas del siglo XVII (primera mitad de la era Edo) por 30.000 euros cada una en Yann Ferrandin que seguro que ustedes encontrarían un hueco en su casa para disfrutarlas.
Después de ver la feria y darse una vuelta por las galerías de la Avenue Matignon, entre las que se encuentran la barcelonesa Mayoral y la recién inaugurada sede de Sotheby’s, uno llega a la conclusión que solo una ciudad que tiene este nivel, puede acoger una feria como esta.

Un exquisito escenario