Roy Campe conduce un utilitario de alta gama de marca japonesa cuyo tanque de combustible suele repostar cada día en su centro de trabajo. Nada destacable en principio, de no ser porque en la estación de servicio que frecuenta, el combustible está a nada menos que 17,7 euros el litro. ¿Oro líquido? No. Su vehículo se mueve con hidrógeno verde. Campe es el director de innovación tecnológica de la naviera CMB.Tech con sede en el puerto de Amberes, en Bélgica. Quiere y debe predicar con el ejemplo.
Él es un convencido de que el hidrógeno verde no es una difusa promesa de futuro, ni un burbuja, y todo su trabajo está enfocado en la investigación y el desarrollo para que esto sea posible. CMB.Tech es una de las compañías radicadas en el puerto de Amberes, unos de los más grandes del mundo, que está apostando fuerte por las tecnologías de descarbonización “El hidrógeno es el combustible del futuro para los vehículos pesados como caminones, barcos y por supuesto aviones. Lo de los coches no está tan claro”, reconoce Campe en una visita con periodistas internaciones en la que estuvo presente La Vanguardia.
Un barco o camión propulsado por hidrógeno librará a las flotas de multas por exceso de CO₂
CMB.Tech produce el hidrógeno en el mismo puerto de Amberes donde tiene lo que podría denominarse el laboratorio del futuro. Tanto la compañía como la dirección del puerto son conscientes de que estos 17,7 euros por litro son una gran barrera para la demanda, pero eso no les frena para dar vida a los que están convencidos de que será la base de la movilidad pesada en pocos años.
Por ello, este enclave, que en la actualidad se extiende por 60 kilómetros de largo y 40 de ancho, puede considerarse uno de los lugares del planeta donde el “mito de un mundo movido por hidrógeno verde”, se acerca más a la realidad. La estación de servicio en la que reposta Campe es utilizada de forma habitual por camiones pesados que CMB.Tech y Volvo han puesto en marcha con una innovadora tecnología que permite utilizar de forma alternativa tanto el hidrógeno verde como el tradicional gasoil. “Con apenas un 70% de gasoil en la mezcla de combustible, el motor puede ser dual”, explica Campe. Es la fórmula por la que han apostado para incentivar la transformación del transporte pesado y conseguir que la inversión millonaria que se necesita para transformar las flotas no desincentive los ánimos.
Esta tecnología dual se aplica también en el agua. CMB.Tech y el puerto de Amberes tienen en marcha el HydroBingo, el primer ferry de 80 pasajeros para uso comercial con dos motores de combustión diésel de hidrógeno, que emite un 50% menos de CO₂. Pero, sobre todo presumen de tener el primer remolcador del mundo con motores de combustión propulsado por hidrógeno verde. Es el HydroTug 1, que tiene capacidad para albergar 415 kg de hidrógeno comprimido en seis bodegas instaladas en cubierta y elimina el equivalente en emisiones de 350 vehículos al año.
Un electrolizador ubicado apenas a unos metros del atraque es el encargado de producir con placas solares (y eso que apenas sale el sol) el hidrógeno verde que necesita todo el complejo. “Es solo un ejemplo de lo que podemos hacer y de lo que se necesita”, aseguran. Ambos son la punta del iceberg de gran proyecto, producir energía barata y transportarla por el mundo. Para lo primero, han elegido Namibia. CMB. Tech está desplegando en ese país una inmensa planta fotovoltaica que alimenta enormes electrolizadores que producen hidrógeno. “El reto es transportar ese hidrógeno. Para ello necesitamos barcos y transformarlo en un elemento más manejable el amoniaco”, explica Campe. El directivo no duda de que la demanda no tardará en llegar. “Las flotas tienen un inminente objetivo de descarbonización, y si no lo hace deberá pagar multas. Un solo barco o camión propulsado con hidrógeno, les librará de ello”, asegura.