El residuo orgánico siempre llama dos veces
Economía verde
El compost podría sustituir el 21% de los fertilizantes industriales en cultivos del Àrea Metropolitana de Barcelona
Cerca de la mitad de los residuos que se generan en un hogar son materia de origen orgánico (básicamente restos de comida). Con el tratamiento adecuado, estos residuos se convierten en compost agrario con el que volver a producir de nuevo alimentos, al mismo tiempo que se genera toda una economía circular en torno a ellos.
Según un estudio realizado por el Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB) y publicado en la revista Waste Management , la producción estimada de compost para el año 2025 en el Àrea Metropolitana de Barcelona podría llegar a abastecer el 21% de las necesidades de nutrientes de los cultivos agrarios del área (unas 5.568 hectáreas).
“Estamos hablando de cantidades pequeñas en comparación con toda la superficie de cultivo que hay en Catalunya, pero hay margen de crecimiento y de todos los residuos orgánicos que se utilizan para generar compost, la fracción orgánica es la que tiene mayor potencial”, indica Meri Pous Alo, del área de Economia Circular de la Agència de Residus de Catalunya. “Tenemos que recoger el doble para cumplir con los objetivos europeos en materia de reciclaje”, añade la experta.
De los 1,2 millones de toneladas de residuos orgánicos que se gestionan en las plantas de compostaje de Catalunya, más de 400.000 toneladas corresponden a residuos orgánicos generados en los hogares. El resto son residuos de la industria agroalimentaria (350.000 toneladas), lodos de las depuradoras de aguas residuales (250.000 toneladas), deyecciones ganaderas (150.000 toneladas) y restos vegetales (100.000 toneladas).
Compostaje
En Catalunya, entre plantas públicas y privadas, hay 77 instalaciones de tratamiento
Estos residuos son tratados por 77 plantas de compostaje en Catalunya, de las que 29 son de propiedad pública y 47 son de titularidad privada. “La gestión de estos residuos se realiza desde hace muchos años, pero de forma más masiva desde hace unos 30 años, con lo que ahora ya es una actividad madura”, señala Javier Valdivia, director de operaciones de Compost Segrià, una compañía de Alguaire con más de 30 años de experiencia en la gestión de residuos y fabricación de compost orgánico.
Valdivia explica que muchas veces las empresas del sector compiten entre ellas para comprar estos residuos de origen orgánico, “pero el que está más cerca es el que manda porque el coste del transporte es muy importante”. En este sentido, el experto añade que son residuos que no viajan muy lejos y de aquí que las plantas de tratamiento estén repartidas por el territorio. Las empresas del sector se agrupan bajo el paraguas de la Associació per a la Defensa dels Interessos de les Entitats Dedicades a les Plantes de Compostatge (Compostcat).
Además de nutrir los campos de cultivo, la producción de compost tiene importantes beneficios ambientales, como la reducción de las emisiones de metano que genera el tratamiento de residuos mixtos en los vertederos. También actúa como reservorio de carbono en el suelo, eliminando el carbono de la atmósfera, mejorando su fertilidad, estructura y retención hídrica, previniendo así su erosión y degradación, e incrementa la resiliencia respecto a los efectos del cambio climático, como la sequía y las condiciones meteorológicas extremas. Es decir, al aprovechar este residuo no solo contribuye a regenerar el suelo (más del 70% de los suelos españoles se encuen- tran en riesgo de desertificación), sino que contribuye a reducir la emisión de gases de efecto invernadero.
No hay que olvidar que con su utilización también se evita el uso de abonos químicos, que son fabricados con recursos finitos (como es el caso del fósforo) y cuya producción demanda mucha energía y combustibles fósiles (como es el caso del nitrógeno).