Una tarde con ChatGPT-4o

No todo vale | Opinión

Una tarde con ChatGPT-4o

Hace meses que ando algo perplejo con el crecimiento de la economía española, puesto que parece inmune a la fuerte subida de los tipos de interés. Las explicaciones habituales ya las he repasado en esta columna. Son el gasto de los ahorros acumulados durante la pandemia, el tirón del turismo al abrirse la economía, el impulso del gasto público y la financiación barata del Estado gracias a las compras de deuda del BCE. Ha ayudado, además, la caída de los precios energéticos.

Ayer decidí acudir a ChatGPT-4o, mi nuevo becario, puesto que quería examinar un nuevo factor: el crecimiento de la población. En un abrir y cerrar de ojos, la inteligencia artificial me proporcionó los gráficos adecuados y me calculó estadísticas de todo tipo. La máquina trabajó rápida, solícita y con gran versatilidad. Atendiendo a mis instrucciones, como si se las contara al becario. ¡Ni siquiera se tomó una pausa para el café!

El ayudante

La IA va a sustituir a los becarios, pero va a exigir del profesional experimentado incluso una mayor supervisión

Los resultados fueron interesantes. La evolución de la población a lo largo de los últimos 20 años se puede dividir en tres periodos: entre el 2003 y el 2009, el crecimiento anual es en promedio del 1,7%, con un aumento de nacionales y extranjeros, aunque estos ganan peso y pasan del 7% al 13,5%; una etapa de estancamiento, hasta el 2015, en la que tampoco crece la población nacida en el extranjero, y finalmente un renovado periodo de expansión que llega hasta hoy, con una tasa media del 0,4%, y proviene sólo de la población no autóctona, que representa ya un 18%.

Mi lectura de estos hechos es que, tras la pandemia, la economía española experimenta un fuerte tirón de la demanda (por las vías monetaria, fiscal y de ahorro acumulado) que atrae población de fuera, como sucedió con la caída estructural de tipos de interés tras entrar en el euro. Es esta misma expansión de la población, mucha de ella en edad de trabajar, la que sostiene el crecimiento, evitando el estrangulamiento de la oferta por falta de personal. Cuestión muy distinta, que hoy no toca, es si este modelo de crecimiento es sostenible.

AP Photo/Michael Dwyer

Michael Dwyer

AP

Como con los becarios humanos, los errores de mi nuevo ayudante fueron numerosos, y requirió supervisión detallada. Cuanto más precisa fue la pregunta, mejor fue la respuesta. Y lo fundamental fue tener criterio para valorar los resultados que el sistema proporcionaba. La IA entiende las correcciones que uno pide, pero no siempre las anticipa. Al igual que cuando trabaja con textos, cuando calcula parece que a veces alucine y comete errores elementales. Por eso es fundamental hacer las preguntas correctas y entender bien la información con la que se trabaja. La inteligencia artificial va a sustituir a los becarios, pero va a exigir del profesional experimentado incluso una mayor supervisión. La pregunta es, claro está, ¿cómo se aprenderá el oficio? Imagino que los aspirantes a futuros profesionales tendrán que esforzarse incluso más que los ya establecidos. Pasarse no una, sino muchas tardes, con ChatGPT-4o.

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