¿Faltan empresas o inversores?

Opinión

¿Faltan empresas o inversores?

BME, la entidad que agrupa a las bolsas españolas y ahora propiedad de la bolsa suiza, ha presentado su infructuosa llamada para que más compañías españolas decidan cotizar. BME insiste en las bondades de la cotización pública para acceder a una mejor capitalización que habría de compensar a las corporaciones reticentes ante el riesgo de perder el control que ejercen familias, grupos empresariales o incluso un puñado de directivos. Lo cierto es que, con contadas excepciones, como la actual de Puig con una salida a bolsa condicionada a no compartir con los minoritarios los mismos derechos políticos del grupo familiar dominante, están obteniendo un escaso éxito. 

De esta forma, no se han producido en los últimos años incorporaciones importantes, y además los volúmenes de contratación se han hundido y la capitalización de las bolsas españolas es cada vez menos relevante a escala internacional. En el 2015, el volumen diario medio de contratación en las bolsas españolas era de 3.750 millones de euros, y en el 2023 se redujo hasta 1.175 millones. Una caída similar, aunque menos acentuada, se constata en el resto de las bolsas europeas, todas afectadas por problemas parecidos.

Existe una atávica resistencia en muchas empresas a las exigencias de transparencia y dependencia de los mercados que implica la cotización pública, lo que a menudo no ven compensadas con las facilidades de financiación y crecimiento que las bolsas ofrecen. Sin embargo, hay otros factores más relevantes para la crisis generalizada de los mercados español y europeo de acciones. Ante todo, existe un déficit de inversores más acentuado que el de empresas cotizadas, es decir, falla aún más la demanda que la oferta, lo que no parece preocupar en exceso a BME.

Caída

El volumen diario de contratación de las bolsas españolas es cada vez menos relevante y en el 2023 se redujo hasta los 1.175 millones

Los mercados españoles han perdido en los últimos años muchos de los inversores tradicionales que mantenían una buena parte de sus ahorros en acciones españolas con dividendos, y no los han compensado ni con la inversión colectiva ni con nuevos ahorradores. El desapego de los inversores ha sido creciente. Por una parte, muchas empresas españolas han decepcionado desde el punto de vista de sus plusvalías y crecimiento, y por otra, las nuevas generaciones inversoras han oscilado entre un conservadurismo excesivo (preferencia por la liquidez de cuentas y depósitos), un riesgo desmedido e irracional representado por la apuesta por las criptomonedas, o acudiendo a los más amplios y rentables mercados norteamericanos.

Un panel del Ibex 35, en el Palacio de la Bolsa de Madrid, a 15 de enero de 2024, en Madrid (España). El Ibex 35 ha iniciado la sesión de hoy, la primera de la semana, con una subida del 0,24%, lo que ha llevado al selectivo a conquistar la cota psicológica de los 10.100 puntos, hasta situarse en los 10.119,3 puntos, en una jornada en la que la Bolsa estadounidense, Wall Street, permanecerá cerrada por la celebración del Día de Martin Luther King.

Eduardo Parra

Europa Press

Entre tanto, el proyecto europeo de la Unión del Mercado de Capitales se dirige lentamente al objetivo vital para Europa de movilizar el ahorro europeo (suficiente, aunque desperdiciado) desde la liquidez empobrecedora hacia los mercados de capitales. Se busca obtener rendimientos para complementar las fragilizadas pensiones públicas y a la vez generar volúmenes de inversión para las empresas que permitan avanzar hacia la sostenibilidad, la digitalización y la defensa, tres perentorias necesidades para Europa.

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