La incertidumbre geopolítica persiste como un riesgo mayor, incluyendo la guerra entre Rusia y Ucrania. Mientras Rusia aumenta su gasto militar, el respaldo de la UE y EE.UU. a Ucrania parece disminuir, lo que mantiene el conflicto en un punto muerto. La inflación es clave. Aunque muestra indicios de enfriamiento, sigue por encima de las metas establecidas por los bancos centrales. El riesgo de una segunda ola inflacionaria mantiene a los bancos centrales en una política de tipos altos pero acomodaticia, especialmente en un año electoral en el que la Reserva Federal no puede hacer grandes cambios.
Un trader en la Bolsa de Nueva York
El panorama económico proyecta un crecimiento moderado, liderado por Asia-Pacífico y África subsahariana. India sobresale con un crecimiento impulsado por la inversión, las exportaciones y el gasto público y privado. Lo peor en la eurozona podría haber quedado atrás y EE.UU. está consiguiendo un aterrizaje suave. Preocupan los impagos y la restricción en la concesión de préstamos bancarios, factores que obstaculizan el crecimiento. La desaceleración en China ofrece un respiro al contener los precios de las materias primas. Se prevé un alza en los metales básicos, estabilidad en los metales preciosos y ligeros descensos en productos agrícolas y energéticos. Las tensiones comerciales entre EE.UU. y China podrían intensificarse e impactar en diferentes sectores. Las restricciones comerciales y tecnológicas pueden agravarse debido a su lucha por el dominio tecnológico.
El 2024 se perfila como un año de decisiones estratégicas en un escenario global volátil. La búsqueda de rentabilidad se centra en empresas sólidas con flujos de caja realistas. Por su parte, la renta fija se presenta como un recurso para mitigar riesgos y diversificar carteras, y así generar ingresos que ayuden a gestionar la volatilidad a corto plazo en este entorno cambiante.