Salvo milagro, ya pueden poner el nombre de Djokovic en este Open de Australia
Rod Laver, en el 2024
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En más de una ocasión, Carlos Alcaraz (21) ha dicho:
–Quiero ser el mejor tenista de la historia.
Cuando le comparten esa reflexión, Novak Djokovic (37) echa el cuerpo hacia atrás, sonríe y se muestra fiel a sí mismo. Dice exactamente lo que piensa:
–Respeto ese tipo de mentalidad, en plan: ‘Oye, creo que tengo lo que hay que tener’. Pero quizá sea aún un poco pronto para pensar en la historia –respondía el serbio semanas atrás, durante una entrevista ofrecida a Daniel Riley en Montenegro y publicada en la revista GQ .
(...)
Vaya mundo este del tenis.
Este es el teatro de los egos y el paraíso de los mitómanos, un deporte tan universal como individualista, es carnaza para los estadistas, que apuntan cifras y nos marean a base de datos.
(En realidad, todo el deporte de élite es vitamina para el ego; sin embargo, lector, le invito a echarle un vistazo a las bases de ATP o WTA: cada vez que se celebra un Grand Slam, en sus salas de prensa se despliega un abanico de números tan inabarcable que ni siquiera los jugadores, los protagonistas, aciertan a metabolizarlos).
Si Murray entrena a Djokovic es como si Cristiano Ronaldo entrenara a Messi”
En fin, si nos enfrascamos con los mitos del tenis, habrá que arremangarse.
Vamos a ver, ¿cuáles son los números de Novak Djokovic?
Bien, se resumen en una reflexión, aquella que nos ofrece el recién retirado Rafael Nadal:
–Si nos centramos en la números, el mejor tenista de la historia es Novak Djokovic.
Y listos.
Desde este verano, Novak Djokovic es el GOAT, al menos estadísticamente, pues ya tiene la guinda del pastel, el hito que se debía: el oro olímpico individual.
(A Roger Federer le falta ese oro olímpico individual; a Rafael Nadal, el título de la copa de maestros, el torneo que reúne a las ocho mejores raquetas del año).
Hoy arranca el Open de Australia, primer Grand Slam del 2025, y Djokovic, el hombre de los 24 grandes, se reinventa y se recompone y se confiesa, pues quiere un grande más, el desempate con Margaret Court (82 años; la dama del tenis australiano suma tantos grandes como Djokovic, ambos están solos en la cima), para así acallar a todos, incluido este Alcaraz que levanta el índice cuando apenas suma cuatro grandes.
Hasta hace poco, Murray y yo mismo nos ocultábamos nuestros secretos; ahora, debemos compartirlo todo”
–Mi padre me pregunta: ‘Pero, ¿qué más quieres hacer? Hijo mío, empieza a pensar en cómo quieres acabar con esto. Basta’. Yo pienso más en el cómo que en el cuándo. Si empiezo a perder más, si el reto de los Grand Slams se convierte en un desafío cada vez mayor, entonces probablemente lo daré por terminado. Pero ahora mismo estoy bien, continuamos.
Y para certificar su posición, contrata como técnico a Andy Murray, aquel que fue un rival extraordinario: durante un tiempo, el Big Three había sido el Big Four, Murray era el cuarto elemento, fue así hasta que al escocés se le derritieron ambas caderas y tuvo que sustituirlas por sendas prótesis mientras su sensacional rendimiento se diluía.
(Hace once meses, Pere Riba, técnico de Zheng Qinwen y compañero generacional de Murray, me comentaba: “No entiendo cómo Murray es capaz de hacer todo lo que hace, cómo sigue jugando; ni siquiera las prótesis han sido capaces de retirarle”).
Bien, finalmente Murray ya se ha retirado (lo hizo en el 2024, igual que Nadal y Garbiñe Muguruza) y el Big Four es el Big One, ha quedado reducido a Djokovic. Y sin embargo, el público aussie se frota las manos: muy gustosamente paga los 25 dólares australianos (unos 15 euros) que dan acceso a la sesión de entrenamientos.
Si Djokovic me demuestra que está dando todo lo que tiene, estaré de acuerdo en que se exprese como quiera”
Desde la grada, la parroquia asiste a la sesión.
De un lado de la red, Murray contempla a Djokovic, le lanza instruciones.
Del otro, responde Daniil Medvedev, otro pez gordo en Melbourne, ruso sin bandera que allí ha jugado tres finales en los últimos tiempos, incluida la del 2024.
(Ha perdido todas ellas).
–Imagínese esto –contaba esta semana Medvedev, tan iracundo en la pista como creativo en sus meditaciones ante los plumillas–: si Murray entrena a Djokovic es como si Cristiano Ronaldo entrenara a Messi.
Y algo de eso habrá.
Murray y Djokovic eran dos críos de doce años cuando ya se enfrentaban entre sí. El estadista será incapaz de bucear en todos los cruces que han vivido ambos. Deberá reducir su inspección a la estadística ATP. En el circuito profesional, Murray y Djokovic se habían medido en 36 ocasiones (entre el 2006 y el 2022), con 25 victorias para el serbio, incluidas cuatro finales en Melbourne (2011, 2013, 2015 y 2016): tanto se conocen que Djokovic, en estos días, bromeaba.
–Todo esto es curiosísimo. Hasta hace unos pocos meses, Murray y yo mismo nos ocultábamos nuestros propios secretos. Pero a partir de ahora ya no nos queda más remedio que compartirlos –contaba.
–Y si Djokovic le abronca a usted en un partido, ¿cómo va usted a procesarlo? –le preguntan a Murray en el Rod Laver Arena.
–Quiero pensar que soy una de las pocas personas capaces de entender este tipo de situaciones. Si Djokovic me demuestra que está dando todo lo que tiene, estaré de acuerdo en que se exprese tal y como quiera hacerlo.
(Djokovic, hoy séptima raqueta, debuta este lunes, a partir de las 9h españolas, ante Nishesh Basavareddy; a esa misma hora también arranca Carlos Alcaraz ante Alexander Shevchenko).
Las claves
1. Nadal. El manacorí, campeón en el 2009 y el 2022, será la gran raqueta ausente de esta edición: hace dos meses confirmaba su adiós.
2. Sinner. El líder mundial defiende su corona del año pasado, cuando se adjudicaba el primero de sus dos títulos de Grand Slam.
3. Alcaraz. Insiste en que pretende ser historia del tenis, como el ‘Big Three’. Su mejor resultado en Melbourne son los cuartos del 2024.
4. Medvedev. Tres finales ha disputado en Melbourne. Ha perdido todas.
5. Sabalenka. La número 1 femenina domina como nadie este escenario: suyos son los títulos del 2023 y 2024.
6. Swiatek. A diferencia de Sabalenka, Swiatek no se eleva en Melbourne. ¿Su mejor resultado? Semis del 2022.
7. Badosa. Repuesta de sus problemas de espalda, Badosa busca su mejor versión. Hoy es la 12.ª del mundo.