La guerra es la guerra. ¡Y las guerras nunca son justas!
Astérix, el galo
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Aplastada entre dos generaciones, la gente de la Next Gen se cura las heridas, ha perdido la guerra.
Medvedev, Zverev, Tsitsipás, Shapovalov, Auger-Alliasime, Rublev, Tiafoe, De Miñaur, Fritz... Lo han intentado, de verdad que sí. Pero ahora ahí les vemos, definitivamente defenestrados, empotrados entre el otoñal Big Three y el poderoso grupo de cachorros que lideran Jannik Sinner y Carlos Alcaraz. Ya es oficial: a la Next Gen se le ha escapado el autobús, nunca gobernará el mundo del tenis.
(Entre todos los miembros de la generación, solo han ganado un Grand Slam: el US Open de Medvedev en el 2021).
Ahora, a la Next Gen le toca auparse a la grada y contemplar cómo los genios del pasado y los críos del presente se canibalizan. El asunto es goloso, pero también asimétrico, claramente desigual.
Ya no está Roger Federer (43), el suizo es historia desde hace dos años largos, pero Novak Djokovic y Rafael Nadal se empecinan, pelean, no se rinden. Son como los galos de aquella pequeña aldea que resistía al invasor romano.
Lo que pasa es que el tiempo va en su contra: les debilita.
Ambos talentos rondan ya los cuarenta años (Nadal está en los 38; Djokovic, en los 37), y a esas alturas de la vida, sus proyectos se caen.
Nadal, un organismo dolorido enfrentado a la lógica, deshoja la margarita. Visto a otra escala, el manacorí ha cumplido su sueño. Ha participado en Roland Garros y ha participado en los Juegos Olímpicos de París. La experiencia le ha salido agridulce: ha comprobado que puede exprimirse y evolucionar sobre la pista sin hacerse daño. pero su nivel de tenis se halla a años luz de sus grandes tiempos. Y su futuro a medio plazo es una incógnita, el secreto mejor guardado. ¿Seguirá jugando en el 2025?
Djokovic se maneja en otros parámetros. El cuerpo le da, pero le han crecido los enanos. Acorralado por los cachorros, administra sus recursos: solo suelta una dentellada cuando olisquea carne. Se crece en episodios esporádicos, como en los Juegos de París, e incluso unas semanas antes, como en Wimbledon, pero se tambalea en momentos inesperados, hecho inédito en otros tiempos. Nadie había vaticinado su derrota en la 3.º ronda del US Open ante Alexei Popyrin.
Hoy es el cuarto del mundo.
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Por primera vez en 22 años, el curso se cerrará sin que ningún miembro del Big Three sume un solo Grand Slam. En este 2024 disruptivo, Alcaraz se ha llevado dos (Roland Garros y Wimbledon) y Sinner, los otros dos (Open de Australia y US Open).
Ambos, Sinner (dos Grand Slams lucen ya en su palmarés) y Alcaraz (cuatro grandes), han llegado para quedarse.
-El tenis necesita grandes rivalidades. Y es obvio que la más grande que viene es esta -ha declarado John McEnroe en alguna ocasión.
John McEnroe fue genio del tenis en los años setenta y ochenta, y sus análisis endulzan la vida de los apasionados, televidentes que llevan años disfrutando de sus análisis televisivos.
