“Juego para ser el mejor tenista de todos los tiempos. Es lo que me motiva”. Esto es lo que declaró antes del Open de Australia Novak Djokovic. Ambición y talento le sobran. El serbio, con su título este domingo en Melbourne, tras superar al griego Stéfanos Tsitsipás por 6-3, 7-6(4) y 7-6(5) en dos horas y 56 minutos, se llevó su trofeo número 22 del Grand Slam, con lo que empata al frente de la clasificación histórica con Rafa Nadal, quedando el retirado Roger Federer atrás, con 20 grandes.
La carrera de los Grand Slams
Trofeos conseguidos por cada jugador
Open de Australia
Open EE.UU.
Roland Garros
Wimbledon
2
Rafa
Nadal
2
22
4
14
Novak
Djokovic
10
7
22
3
2
Roger
Federer
6
8
20
5
1
LA VANGUARDIA
La carrera de los Grand Slams
Trofeos conseguidos por cada jugador
Open de Australia
Open EE.UU.
Wimbledon
Roland Garros
2
Rafa
Nadal
2
22
4
14
Novak
Djokovic
10
7
22
3
2
Roger
Federer
6
8
20
5
1
LA VANGUARDIA
La carrera de los Grand Slams
Trofeos conseguidos por cada jugador
Roland
Garros
Open de
Australia
Wimbledon
Open EE.UU.
Rafa
Nadal
2
2
4
22
14
Novak
Djokovic
2
3
7
22
10
Roger
Federer
1
6
5
8
20
LA VANGUARDIA
Si el balear ha convertido Roland Garros en su tierra prometida (14 victorias en 14 finales), Djokovic ha hecho de Australia el patio de su casa. Su décimo título en diez finales allí así lo atestigua. Se ha convertido en un triturador de rivales. Murray cuatro veces, Nadal, dos, Tsonga, Thiem, Medvedev y Tsitsipás han mordido el polvo ante el torbellino balcánico. En Melbourne Park se estrenó con su primer título del Grand Slam, en el ya lejano 2008. Después de varios años en la élite demostrando su talento pero también una cierta inestabilidad Djokovic descorchó el tarro de las esencias en Australia y 15 años después continúa repartiendo maestría.
Porque más allá de controversias, de su negativa a vacunarse y de un carácter hasta cierto punto petulante con rivales y con espectadores el tenis de Djokovic es indiscutible. Su juego y su físico son completísimos y, cuando está al máximo, no presenta casi fisuras. Pega como el que más y se defiende como un titán. Lo puede demostrar en todos los terrenos, aunque es en Australia y en el jardín de Wimbledon, lugar en el que se ha impuesto hasta en siete ocasiones, donde Nole ha brillado con más esplendor. Donde más le ha costado ha sido en Roland Garros (dos títulos), por la tiranía de Nadal, mientras sorprende un poco que en Nueva York, sobre una pista que se adapta a sus características, “sólo” haya triunfado tres veces. En Flushing Meadows ha protagonizado duelos magníficos con Nadal, que le ha privado de dos títulos más sobre el cemento de la Arthur Ashe. La del mallorquín y el serbio es la rivalidad más repetida de la historia del tenis y, de paso, con su triunfo de este domingo Djokovic consigue aventajar a Nadal en títulos del circuito de la ATP (93 a 92).
Djokovic ha disputado 33 finales del Grand Slam, por 31 de Federer y 30 de Nadal. Se ha enfrentado en estos partidos a doce jugadores diferentes y a todos menos a uno los ha podido batir en alguna ocasión en el encuentro decisivo de un Grand Slam. El único con el que no pudo fue con el suizo Stanislas Wawrinka, que le doblegó en una final de Roland Garros y en otra del Open de Estados Unidos. Nadal aún no ha dicho su última palabra pero ahora la coyuntura favorece a Djokovic.
Si a inicios del 2022 el de Manacor cogía carrerilla en Australia y luego se embalaba más en Roland Garros ahora Nole arranca la temporada como acabó el año pasado, inabordable. ¿Qué habría pasado si se hubiera vacunado y hubiera podido jugar en Melbourne y Nueva York en 2022? Pues nunca se sabrá. Pero Djokovic volvió como un ciclón.