El factor Greta o cuando a Federer se le acaba el tiempo de ser neutral
Tenis | Open de Australia
La polémica por el cambio climático persigue al suizo en Melbourne
“Tendría que retirarme de inmediato”, dijo Roger Federer. Y la frase, que de puro horror eriza la piel de millones de fans en todo el mundo, tiene una explicación que no es precisamente tenística. Hay en el mundo un antes y un después de Greta Thunberg, y desde hace unos días eso incluye también a Roger Federer. El suizo, uno de los deportistas más admirados de la historia, es también uno de los menos discutidos, uno al que casi ninguna polémica de proporciones lo alcanzó nunca. Y así buscará cerrar su carrera, aunque ya no podrá hacerlo dentro de su exquisita neutralidad suiza. No, Greta lo puso contra las cuerdas con un simple retuit y un hashtag, y el ocho veces campeón de Wimbledon está buscando en Australia la mejor manera de salir de esa posición comprometida.
#WakeUpRogerNow, le espetó la activista sueca. Despierta ahora, Roger. Pero lo cierto es que el pedido va bastante más allá: Greta y aquellos que la siguen en la lucha por generar conciencia acerca del cambio climático le están pidiendo al rey del tenis que renuncie a dos millones de dólares al año que le aporta Credit Suisse, uno de sus patrocinadores. Aunque no parece que Federer vaya a hacerlo, su decisión es no eludir el debate desatado a partir de que la Rainforest Action Network (Red de Acción para las Selvas) denunció que Credit Suisse invirtió en los últimos tres años 57.000 millones de dólares en negocios relacionados con las energías fósiles y el fracking, mucho más que cualquier otro banco suizo.
Para mí era importante demostrar que no vivo aislado y sé lo que sucede en el mundo”
“Para mí era importante demostrar que no vivo aislado y sé lo que sucede en el mundo”, dijo Federer, ya en el Abierto de Australia. “Está claro que apenas comienza el torneo debo concentrarme en los partidos, pero el tema me importa y quería decir algo sobre el asunto, porque polariza. Mucha gente comparte mi opinión de que todos podemos y debemos hacer algo. Como tenista no puedo ser el vocero del movimiento por el cambio climático, eso se entiende. Pero tengo otras posibilidades, el del clima es solo uno de muchos otros temas muy importantes en el mundo. Con mi fundación me ocupo de algo diferente (la educación), y eso también puede ayudar a mejorar la situación”.
Este análisis de Federer, más profundo y quizás auténtico que el comunicado con que le respondió a Greta, casi no trascendió porque lo hizo ante un grupo reducido de periodistas y en alemán, un idioma que no tiene la difusión del inglés, la lengua franca del circuito de tenis. En aquel comunicado había declarado su “gran nivel de admiración y respeto” por el movimiento por el cambio climático que lidera Thunberg, que llevó a Credit Suisse a prometer que ya no invertirá en proyectos contaminantes.
“Me tomo el impacto y la amenaza del cambio climático muy seriamente, en particular al llegar con mi familia a Australia en medio de la devastación de los incendios”, añadió Federer. “Como padre de cuatro niños y un ferviente impulsor de la educación universal (...) estoy agradecido a los jóvenes activistas del clima por forzarnos a todos nosotros a examinar nuestro comportamiento y trabajar en soluciones innovadoras”.
Federer, de 38 años, evitó entrar en temas políticos a lo largo de una extensa carrera que en sus inicios coincidió con los atentados del 11 de septiembre de 2001 y atravesó dos décadas de un mundo turbulento en el que se cruzó con todo tipo de situaciones en los cinco continentes. Más de una vez le preguntaron sobre lo que sucedía fuera de las pistas, pero siempre se las arregló para no pisar en falso en el campo minado de la política.
Ahora le cuestionan, por ejemplo, la contaminación que genera con sus viajes en avión. En 2019 recorrió kilómetros suficientes como para dar tres veces la vuelta al mundo. En diciembre, antes de que Greta Thunberg lo sorprendiera con un hashtag que dio la vuelta al mundo mucho más que tres veces, Federer había hablado con el diario suizo Blick. Fue en Dubái, y quedó claro que el ex número uno del mundo venía reflexionando sobre el tema sin que se lo impusieran desde Suecia con el retuit que Thunberg hizo el 10 de enero del tuit de la organización ambientalista 350.org.
“El asunto es muy sensible para mí, que como buen jugador de tenis viajo mucho”, admitió el suizo. “Vivimos una vida completamente anormal, sé que por eso yo no puedo ser ningún ejemplo. Mal haría en decirle a todos que sean cuidadosos y después subirme de inmediato al avión a Australia. Por otro lado, no puedo llevarme los cuatro Grand Slams a Basilea...”.
¿Tiene vergüenza de volar?”, le preguntó Blick. “Sí y no. Pero si me decidiera por el sí debería retirarme de inmediato”, graficó el suizo, que invierte en bonos de compensación de emisiones de carbono para convertir en neutrales sus viajes. “Tanto Mirka como yo intentamos respetar una serie de principios medioambientales al viajar y en casa, y hacemos que nuestros hijos se familiaricen con ellos”.
Bajo la lupa
A Federer ya le cuestionan sus viajes en avión por la contaminación que generan
Pero los problemas extratenísticos perseguirán a Federer en la recta final de su carrera. Desde las críticas a los métodos de producción de Uniqlo, su nuevo patrocinador japonés, hasta su reciente gira de exhibiciones en una América Latina convulsionada, todo conspira para que el suizo ya no hable de tenis y nada más que de tenis.
Quizás por eso se enojó un tanto este sábado 18 de enero, cuando en su primera conferencia de prensa oficial del año, la previa al inicio del Abierto de Australia, cinco de las seis primeras preguntas fueron sobre temas no tenísticos, desde los incendios en el sudeste australiano hasta la homofobia de la ex tenista Margaret Court. “Juego en primera ronda contra Steve Johnson, por si le interesa a alguien”, descerrajó. “Esa es, de hecho, la razón por la que estoy aquí”. Así y todo, el 6-3, 6-2 y 6-2 en 81 minutos con que despacharía el lunes a Johnson demostró que no era insólito preguntarle por temas ajenos al deporte.
“Roger ya no podrá esconderse más tras sus éxitos deportivos o asuntos banales como el de cómo celebra la Navidad en el desierto de Dubái. Ya no alcanza con saber cómo vive Roger, ahora se quiere saber qué piensa”. El análisis es del Neue Zürcher Zeitung, prestigioso diario suizo que fue a fondo en el asunto. “A partir de ahora ya no será relevante solamente como se saca del camino a sus rivales, también se observará cómo se comporta fuera de la cancha. Exhibiciones a beneficio como las del miércoles por las víctimas de los incendios australianos ya no servirán de cheque en blanco para un estilo de vida excesivo (...). Federer era un hombre que hasta hace poco estaba más allá del bien y del mal. Eso ya es pasado. Roger ya no podrá librarse de Greta”.