Hace ahora 15 años, Rafael Nadal Parera, un chaval de 16, hizo su primera aparición en el cuadro final del Trofeo Conde de Godó. Tras disponer en 2002 de un wild-card en la fase previa, en la que perdió con Stefano Galvani, el RCT Barcelona le concedió en 2003 su primera oportunidad para medirse, en su club, ante los grandes, y le adjudicó uno de los cinco wild cards del cuadro principal junto a Galo Blanco, Marc López, Fernando Verdasco y Juan Antonio ‘Juancho’ Marín.
En aquella primavera aún no existía el ‘Vamos Rafa’, ni los pantalones pirata, pero la mecha de la ‘Nadalmanía’ había prendido. Todos querían verle en acción. Era tiempo de las primeras ruedas de prensa en las que Rafa aseguraba cosas como “sería un tonto si no firmara ahora la carrera de Carlos Moyá”, “no se si ser zurdo es una ventaja”, “si me asusta la presión a los 16, no sé que me pasará a los 18”, o “ juego para aprender”.
Preparé el partido pensando en nuestro match semanas antes. Pensaba que iba a ser otra batalla, arañando punto a punto. Pero fue un calvario. Me encontré con un jugador absolutamente distinto”
Rafael Nadal se presentó en Barcelona justo en el momento preciso. Apenas cuatro semanas antes, aquello que intuían los más cercanos al tenis juvenil, comenzó a cristalizar con una fuerza imparable, como un diamante en bruto al que sólo talla otro diamante. Juan Antonio Marín, su rival en Barcelona, fue el testigo de excepción.
Rafael Nadal y Juancho Marín tenían una excelente relación. Eran compañeros de equipo en el RCT Barcelona. Se apuntaron cuatro semanas antes del Trofeo Conde de Godó al challenger de Cagliari, tanto en singles como formando pareja en dobles. En los individuales, el destino les llevó a enfrentarse en cuartos de final, en un partido en el que Nadal se impuso por 6-2 y 7-6(3). Nadal alcanzó la final, en la que fue superado por Filippo Volandri, y, en dobles, el tándem Nadal/Marín cayó en los cuartos de final.
Costarricense de nacimiento, pero esculpido en tenista en España, Juancho Marín, actual responsable de la escuela del Club de Tenis Murcia, era un gladiador de la tierra batida. En aquel partido en Cagliari le sorprendió algo especial de Nadal. “Me ganó en un partido disputado y batallado en cada punto. Pero lo que más me sorprendió era su actitud. Los challengers de la temporada de tierra eran durísimos, y él, pese a su edad, y a lo poco que había competido en la categoría, no estaba nada intimidado. Sólo pensaba en competir”.
Tras Cagliari, Nadal y Marín coincidieron en otro de los clásicos; el challenger de Barletta. Juancho alcanzó las semifinales, pero Nadal elevó el listón y se adjudicó el torneo superando a rivales de la entidad de Rubén Ramírez, Martín Vassallo Argüello, Albert Montañés, Thomas Behrend y Albert Portas en la final. “Los jugadores le observábamos con detalle. Veíamos que era especial, muy especial”, recuerda Marín.
¿Porqué Nadal pasó a ser un imposible para Marín en 15 días? ¿Porqué Nadal cambió de velocidad?. La respuesta había que buscarla en el Monte Carlo Country Club
No volvieron a encontrarse hasta Barcelona. Y el destino, con Nadal como mano inocente del sorteo, les emparejó en primera ronda del Trofeo Conde de Godó. Marín recuerda las sensaciones de lo que fue una jornada aciaga para él. “Preparé el partido pensando en nuestro match semanas antes en Cagliari. Pensaba que iba a ser otra batalla, arañando punto a punto. Pero fue un calvario. Me encontré con un jugador absolutamente distinto”, explica Marín.
“De repente no podía jugar con él. Sólo me llegaban tiros ganadores y potentes a un lado y otro de la pista. Yo otra cosa no sabía hacer, pero por correr y luchar que no quedara. Me dominaba por 4-0 y pensaba que me iba a meter un rosco. Nunca había tenido una sensación así. Pero al siguiente juego me puse con 40-0, y me dije que debía evitar el 6-0. Al siguiente punto, Nadal me tiró una cruzada potentísima pero fui a lucharla y me caí. Perdí el punto, pero lo peor es que mi rodilla crujió. Aguanté hasta el 6-0, y pedí la presencia del fisio que me dijo que no tenía sentido seguir. Me había roto el ligamento. Estuve cuatro meses de baja”.
¿Que había sucedido en apenas dos semanas? ¿Porqué Nadal pasó a ser un imposible para Marín en 15 días? ¿Porqué Nadal cambió de velocidad?. La respuesta había que buscarla en el Monte Carlo Country Club.
Mientras Marín preparaba su participación en el Trofeo Conde de Godó, Nadal se apuntó en el primer Masters 1000 de su carrera. Superó la fase previa de Monte Carlo derrotando a Eschauer y Stoliarov. Y, ya en el cuadro final, primero derrotó a Karol Kucera, número 49 en el ranking ATP, y después a su primer top-ten, Albert Costa, número 7 del mundo y campeón de Roland Garros.
“Ha sido el partido más duro mentalmente de mi carrera”, reconoció Nadal tras aquel combate ante Costa que le abrió las puertas al top-100 mundial. El argentino Guillermo Coria, que alcanzaría la final del torneo en la que fue superado por Juan Carlos Ferrero, frenó la marcha de Nadal en la Costa Azul. “Sin duda ese mes fue el del cambio, el mes en que Rafa pasó a ser un jugador de pleno estatus en el circuito”, explica Albert Costa, actual director del Trofeo Conde de Godó.
Nadal ganó a su primer top ten en la Costa Azul, nada más y nada menos que Albert Costa
Tras Marín, en Barcelona hubo que tirar de oficio, y nadie como Álex Corretja supo hacerlo para detener la marcha de Rafael Nadal. Corretja derrotó al mallorquín por 3-6, 6-2 y 6-1 en dos horas y 11 minutos. “Nunca me había encontrado con un tenista de 16 años que juegue a ese nivel. Es algo fuera de lo normal y ahora entiendo porque en estas semanas ha ganado tantos partidos”, explicó Àlex tras el encuentro.
Desde aquel día de Sant Jordi de 2003 en el que perdió ante Corretja, Nadal ganó todos los partidos que disputó en el Trofeo Conde de Godó hasta que Nicolás Almagro le superó en los cuartos de final de 2014. Nadal lleva 15 años acelerando como en aquella primavera de 2003.