Entre hombre y hombre no hay gran diferencia. La superioridad consiste en aprovechar las lecciones de la experiencia
Tucídides
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Al fin resplandece el sol en el Peloponeso.
Al sol, agradecidos, los prohombres del olimpismo devoran la ensalada griega, la pasta y la ternera mientras intercambian miradas, mensajes y confidencias.
Es la hora del almuerzo, el descanso entre la sesión matutina y la vespertina, y sin embargo estos prohombres, aunque agradecidos, no descansan, no hallan la paz: hay mucho en juego. Está en juego la presidencia del Comité Olímpico Internacional (COI), suerte de paternidad religiosa en el universo del deporte.
Y este jueves, sobre el Peloponeso, en Costa Navarino, a una hora de carretera desde Olimpia, se tenderá la fumata blanca.

Kirsty Coventry, este miércoles en Costa Navarino
106 representantes del olimpismo, empresarios, dirigentes federativos, campeones olímpicos, príncipes herederos, todos ellos escogerán al décimo presidente en la historia de este fabuloso organismo, este mastodonte concebido en la Grecia antigua, en el 776 AC, como un encuentro deportivo entre leyendas locales, griegas, y restaurado tantos siglos más tarde, en 1894, como un ejercicio con pretensión global, cortesía del barón Pierre de Coubertin, magnífico visionario.
Desde entonces, desde aquel 1894, la asamblea del olimpismo se ha reunido en 144 ocasiones, en una liturgia bianual diseñada para analizar la deriva de la familia y, en ocasiones como esta, escoger al próximo papa.
Siete candidatos aspiran a suceder a Thomas Bach, el noveno papa, presidente desde el 2013, y entre ellos aparece Juan Antonio Samaranch Salisachs (65).
Samaranch Salisachs es vicepresidente desde hace nueve años, figura fundamental en la revisión del olimpismo reciente e hijo de Juan Antonio Samaranch Torelló, séptimo papa, jefe del olimpismo entre 1980 y el 2001.
Y cuando le preguntan por este último asunto, en estos días en Costa Navarino, responde:
-No estoy pensando mucho en mi padre en estos momentos, ahora estoy concentrado en el futuro.
(...)
No descansan todas estas personalidades del deporte, ni siquiera tras la copa de retsina, la musaka y el tzatziki.
Se mueven de una mesa a otra, dan palmadas en las espaldas, sonríen y guardan silencio. Algunos pasan de largo ante la nube de periodistas que les espera en la zona mixta (se escapa sir Sebastian Coe, uno de los siete candidatos; también se escabulle Pau Gasol, miembro del olimpismo que prefiere no mojarse, no manifestar sus preferencias; tampoco Kirsty Coventry, otra candidata, está para grandes discursos).
Otros se detienen y nos atienden.
Estamos al final de una gran carrera. Yo no soy un atleta de élite, pero sé que en la última recta hay que acelerar más"
Marisol Casado (68), presidenta de la Unión Internacional del Triatlón y miembro saliente de la familia olímpica, nos dice que “la lucha está cerrada entre un hombre y una mujer”.
(La mujer es Coventry, ex campeona olímpica de la natación, zimbabuense, única dama entre los siete aspirantes; el hombre, desde su punto de vista, es Samaranch).
-Y usted, como española y como mujer, ¿por quién se decanta? -le preguntamos, poniéndola en un brete.
-Tengo el corazón partido, pero es que no voy a votar -contesta.
(Y es así: mientras haya un español en liza, ni Casado ni Gasol pueden votar; ningún votante puede votar por un candidato de su país; por contra, los propios candidatos sí pueden votarse a sí mismos).
-Lo que sí tengo claro es que hay 44 mujeres entre los 106 votantes (el COI tiene 110 miembros, tres de ellos se han ausentado y Bach tampoco puede votar). Y el quorum puede estar muy cerca de ese número.

La princesa Ana de Inglaterra saluda a sir Sebastian Coe, este miércoles en Costa Navarino
Las votaciones arrancan a las 16h del jueves (15h, hora española) en un proceso de duración imprevisible. Habrá tantas rondas como sea preciso hasta que alguno de los aspirantes obtenga la mayoría absoluta (mitad más uno de los votantes). El sistema funciona por eliminación. El último en cada ronda queda fuera.
Aparte de Samaranch, Coe y Coventry (las tres personalidades con más posibles, según los sondeos), también concurren David Lappartient, Morinari Watanabe, Johan Eliasch y Feisal Al-Hussein, príncipe jordano.
Hay 44 mujeres entre los 106 votantes. Y el quorum puede estar muy cerca de ese número"
Entre bastidores, especialistas analizan las circunstancias de cada uno. Se dice que Coventry, mujer blanca africana, tiene el apoyo de muchas representantes pero no goza del beneplácito de los votantes africanos de raza negra.
Y que Coe es fuerte entre los anglosajones.
Y que Samaranch tiene lazos en países de Europa del Este y Asia, y también en buena parte de Latinoamérica, y también entre los votantes de más edad.
-En este tipo de votaciones nunca se puede saber qué va a pasar -nos cuenta Samaranch, envuelto de plumillas y cámaras-. Estamos al final de una gran carrera. Yo no soy un atleta de élite, pero sé que en la última recta hay que acelerar más. Estoy muy concentrado en presentar mi programa hasta el último minuto.
(Y con esa frase contradice a Andrew Parsons, presidente del Comité Paralímpico, quien opina que “a estas alturas ya todos los votantes han decidido a quién van a votar”).
-¿Se considera favorito? -le preguntamos a Samaranch.
-No me considero así, pero les felicito a ustedes por su capacidad de predicción. Lo que sí pienso es que el pasado 30 de enero, cuando presenté mi manifiesto en Lausana, viví un día importantísimo, la oportunidad de explicarle mi gran proyecto a las cien personas que mejor iban a entenderlo.
-¿Y qué le mueve a postularse?
-Mis hijos son mayores y van por libre. Mis empresas funcionan por sí solas. Tengo tiempo, salud y energía, soy el candidato ideal -responde, y sonríe.