La marcha española, históricamente una fuente inagotable de medallas, volvió a brillar en el Europeo de Munich, donde Miguel Ángel López firmó una exhibición para el recuerdo y se colgó la presea de oro, mientras que en la categoría femenina Raquel González cruzó la meta emocionada con la plata en el bolsillo.
"Se ha empezado con un ritmo lento. No me interesaba. He puesto un ritmo rápido y me he sentido cómodo. He arriesgado mucho al ir tanto tiempo en solitario, pero lo he gestionado bien. He tenido momentos duros en carrera pero lo he disfrutado", dio sus primera impresiones López, calmado pese al esfuerzo durante 35 km y a la emoción de lograr su segundo título en un torneo continental después del logrado en 2014, además de ser campeón del mundo en 2015.
Ser campeón de Europa de nuevo es algo muy grande"
"Supone mucho ganar esta medalla siete años después de Pekín. En este tiempo ha habido compañeros que lo han hecho muy bien y ser campeón de Europa de nuevo es algo muy grande. Sabía que tenía cosas buenas que ofrecer y, aunque ha pasado tiempo, siempre he mantenido la fe, la esperanza y sabía que en algún momento podía salir algo así", ensalzó el murciano.
La actuación del veterano corredor español, de 34 años, superó a todos sus rivales con creces. Llegó con un margen de 2m41s sobre el segundo clasificado, el alemán Christopher Linke, y antes de cruzar la meta tuvo tiempo de abrazarse con su entrenador, José Antonio Carrillo.
"Muy buena carrera pero muy difícil. Escapé en solitario y mantener el ritmo es complicado. Me ha costado pero lo he conseguido", añadió un López escapado desde el kílometro 10 que confió en su estrategia: "Estaba convencido desde el principio, sabía lo que tenía que hacer y creo que ha sido una de mis mejores carreras".
Cuarto acabó el también español Manuel Bermúdez y Marc Tur acabó descalificado. "Esto ayuda a la marcha española y ayuda a seguir manteniendo el nivel", finalizó el de Cieza, primer oro de la delegación española en Munich y de nuevo el referente de la marcha europea.
También esbozó una sonrisa de oreja a oreja Raquel González, que se quitó la espina del quinto puesto en el Mundial. "Estoy muy contenta. Salimos a por el oro y me llevo una plata. Uno no puede salir pensando en no quedar lo más arriba posible. Los que trabajan conmigo son conscientes de lo que teníamos y al final lo hemos conseguido", valoró la catalana.
Es el premio a mucho tiempo de trabajo"
El éxito de la atleta de Mataró, que solo fue superada por la griega Antigoni Ntrismpioti, tiene más mérito si se tiene en cuenta que después de la cita en Eugene se contagió de covid, por lo que su preparación para el Europeo se complicó. "Ha sido algo que hemos llevado mi familia y mi equipo en secreto. No lo hicimos público porque todas las rivales ven la prensa y no queríamos dar pistas", dijo al respecto.
"Los últimos metros han sido muy bonitos. El circuito está lleno de españoles y he disfrutado mucho. Es el premio a mucho tiempo de trabajo. Este año además también cogí mononucleosis y no pudimos entrenar bien. Han sido meses de batallar más fuera que dentro, pero lo poco que hemos podido planificar ha salido al dedillo", finalizó González, que dedicó la plata a su familia y a Juan Carlos Rodríguez, Josep Marín y José Antonio Quintana, tres personas "importantes" en su trayectoria.