Gervasio Deferr, bicampeón olímpico, es uno de los atletas más laureados de nuestro país. Protagonista de grandes éxitos, una vez retirado su vida se transformó hasta caer en el abismo del alcohol y las drogas. En una nueva entrega de 'Lo de Évole' el gimnasta habla de sus éxitos deportivos, pero también de sus fracasos vitales.
"Ninguna vida vale la pena ser destrozada por el alcohol. En esta sociedad hay mucha más gente alcohólica de lo que se cree, pero está normalizado”, dijo Deferr, como crítica hacia la sociedad. Sin embargo, el gimnasta también es muy autocrítico. Se culpa por ejemplo, de no haber podido ayudar a su madre cuando sufrió un infarto. "A mi madre le dio un infarto y yo no podía estar porque estaba ciego. Era un círculo vicioso de drogas, alcohol y culpabilidad. Y mi madre muriéndose. Si se llega a morir, hoy no estoy aquí", confiesa.
Me he despertado alguna mañana tirado en la calle con sangre sin saber qué había pasado"
"Hice todo lo posible por ser el mejor gimnasta y también por no serlo. Tendría seguro cinco medallas olímpicas", asegura convencido. "El primer día de competición en Atenas me meto en las dos finales, en suelo y salto. Hago la final de suelo. Me toca una buena posición, y aún así fallo yo. Fallo yo. A mí se me rompe el alma y tengo que asumir que he perdido", resume sobre su momento más difícil. Además critica la falta de ayudas para el deporte. “Tengo tres medallas olímpicas, ¿cómo puede ser que me queden 15 años de hipoteca? Es muy de golpe, de la nada al todo y en cinco meses ya no estás y tienes que volver a entrenar tres años", explica frustrado.
Deferr explica a Évole que el 14 de febrero de 2017 entró “por primera vez en la clínica de desintoxicación. Me dijeron que era politoxicómano. Mi familia me ha apoyado todo el tiempo". Además, admite su culpabilidad en lo que se refiere al maltrato a su pareja sentimental. "Maltratar a una persona psicológicamente está igual de mal que ponerle una mano encima. Estaba locamente enamorado de ella, pero no estuve a la altura. Por momentos era déspota, imbécil. Es triste. Si no lo recuerdo o verbalizo, es como que no lo supero".
Tengo tres medallas olímpicas, ¿cómo puede ser que me queden 15 años de hipoteca?"
"Me he despertado alguna mañana tirado en la calle con sangre sin saber qué había pasado. No sé qué hacer con mi vida, pero no me puedo jubilar como se jubilará Messi. Llega un momento que pienso que llevo seis años bebiendo todos los días", confiesa de forma desgarradora.