Caeleb Dressel (24) no tiene tiempo de nada.
Toca la placa de llegada, se da la vuelta y contempla el marcador.
Caeleb Dressel comprueba que tiene otro oro, el tercero hasta el momento en Tokio, y en este caso, además, con el récord del mundo de los 100 m mariposa (49s45, frente a sus anteriores 49s50).
Pero no hay tiempo para nada.
Esta vez no se sienta a horcajadas sobre las corcheras, gesto que frecuenta.
Esta vez, Dressel tan solo le da una palmadita a Kristof Milak (21), eterno segundón este gigante húngaro que nadaba por el carril contiguo (49s68), y sale de la piscina a toda prisa porque tiene deberes: Dressel debe pasar por el podio, salir a las semifinales de los 50 libre y comparecer más tarde en la final del 4x100 estilos mixto.
Katie Ledecky se reivindica ante Titmus
Por fin, Katie Ledecky (24) respira aliviada. Le queda margen en las distancias más largas del estilo libre, y eso acaba de comprobarlo en los 800 m (8m12s57). Superada días atrás por Ariarne Titmus (20) en los 200 y los 400 m libre, ahora le devuelve el castigo a la australiana en los 800 m, al relegarla a la plata para reeditar su título de Río 2016. Entre ambas, se reparten las pruebas del mediofondo del crawl. Titmus se queda con el 200 y el 400. Y Ledecky, cuatro años más mayor, con el 800 y el 1.500.
Una hora y cuarto después de su título con récord en los 100 mariposa, Caeleb Dressel se lanza a por su cuarto oro en Tokio, este con el relevo mixto estadounidense.
Salta en la última posta.
El relevo le llega tarde.
Cuando Dressel entra en el agua, se ve a varios cuerpos de las siete mujeres que van por los carriles contiguos, pues el equipo estadounidense ha invertido el orden de las salidas: Lydia Jacoby, por ejemplo, ha nadado la braza junto al británico Adam Peaty, y Torri Huske ha hecho la mariposa ante James Guy.
Dressel lleva ocho segundos de desventaja cuando se tira al 100 libre.
Bracea enfurecido, recorta deprisa la distancia, pone a la concurrencia en pie, pero no le da tiempo a resolver el reto.
No lo puede hacer todo.
Estados Unidos termina quinto (3m40s58), a tres segundos de los británicos, que baten un nuevo récord del mundo, el cuarto que cae en Tokio (3m37s58).
Esta vez, Dressel no gana.
Aun así, a base de potentes brazadas y retos inverosímiles, escribe otra frase en su leyenda olímpica.
(...)
Como en su día Mark Spitz, Alexander Popov, Ian Thorpe o Michael Phelps, ahora Caeleb Dressel todo lo devora en la piscina olímpica.
El estadounidense acapara los focos y el interés del imaginario internacional, hambriento de mitos, y en especial en estos tiempos en los que no están Phelps ni Bolt, mientras Simone Biles trata de recomponerse, víctima de un ataque de ansiedad que la ha dejado fuera de combate (no acudió a la final del concurso completo y tampoco disputará las finales de salto y asimétricas de este domingo).