Croacia, país pequeño de genética radicalmente competitiva, le birló el sueño de las medallas a España, que pretendía el oro que no se colgaba desde Atlanta’96 y se quedó sin metal, apeado en los cuartos de final (10-8). De nada sirvió a los jugadores de David Martín haber completado una fase de grupos inmaculada, con victorias sucesivas a Francia, Hungría, Serbia y Japón. Croacia, que llegaba peor, no falló en el momento decisivo, protagonista de un partido más regular y sostenida en los momentos delicados por Marko Bijac, su portero y capitán por algo. España lo intentó en el último cuarto pero había hecho demasiadas cosas mal antes para corregirse a tiempo. Llegó tarde al partido y eso no se perdona en unos Juegos.
Al waterpolo español, garantía de altísimo rendimiento en los grandes campeonatos, le queda en París el equipo femenino, que busca mañana ante Países Bajos el acceso a la final (14.35h). Las mujeres suman dos platas olímpicas pero no han probado el oro; los hombres necesitaban recuperar lo sentido en Atlanta 96 cuando campeonaron, pero deberán esperar otros cuatro años.
Así como al combinado femenino le tocó cruzarse en los cuartos de final con la asequible Canadá, los jugadores de David Martín tuvieron que medirse a Croacia, nada menos la vigente campeona mundial. Basta con repasar a los dos últimos finalistas del europeo, precisamente los dos rivales que se veían las caras este mediodía. Entonces, en el pasado mes de enero, venció España. En la piscina de La Défense sucedió lo contrario.
Invicta en el torneo, España ya arrancó torcida. Malbarató hasta ocho ataques en el primer cuarto, suceso muy poco habitual, y Jokovic, por el contrario, se adelantó por dos veces aprovechando en el primer gol una exclusión de Perrone. El 2-0 en contra hizo despertar a los aficionados españoles de la grada, que detectaron con razón que el momento, pese a estar aún el primer cuarto, era delicado. Los ánimos no modificaron el panorama: la última posesión española se gestionó con demasiados nervios y acabó sin siquiera lanzar a portería. Había mucho que corregir.
Los porteros Bijac y Unai Aguirre, en especial el croata con grandes intervenciones, seguían frenando la anotación del partido. O España mejoraba su fluidez y puntería a la hora de atacar o habría poco que hacer. Lo interpretaron como un desafío los dos máximos artilleros de cada equipo en estos Juegos, Álvaro Granados, el primer español en romper la portería, así como Kharkov, que no quiso permitir que España se acercara. Compartieron su idea Zuvela, un espécimen de dos metros de altura, Fatovic, otro de los los máximos realizadores croatas, y Vukicevic. El encuentro cogía muy mal aspecto para los de David Martín con un resultado que maquilló el veterano Perrone (6-3) pero muy difícil de voltear en 16 minutos.
Álvaro Granados, que ha sumado 16 goles en estos Juegos, trató de ponerse al equipo sobre la espalda, y anotó una esperanzadora diana al inicio del primer cuarto (6-4), pero los croatas siguieron machacando a Unai Aguirre, combinando ataques estáticos con algún contragolpe, opción que España no se planteó.
Apareció el brazo de Munarriz para poner el 7-5 y la defensa española, defectuosa hasta entonces, empezó a entonarse, pero como se ha dicho ya demasiado tarde. A falta de un cuarto por disputarse, remontarle a Croacia un 8-5 adverso se antojaba muy complicado.
Munarriz, Sanahuja y De Toro creyeron en la gesta (9-8) y la emoción empezó a condensar el ambiente en La Défense. Pero los croatas, fríos en los momentos de alta tensión, no lo permitieron. Kharkov aplastó el sueño español con el 10-8.