Una frase resonó con fuerza en los pasillos de De Kuip minutos después de las tablas que firmaron Países Bajos y España. “En la vuelta les vamos a pintar la cara”, espetaba Nico Williams ante los micrófonos. Una frase poco habitual en el vestuario de la roja , que suele optar por el perfil bajo. “¿De verdad ha dicho eso? Bueno, deben estar muy seguros de sí mismos”, contestaba después un sorprendido Xavi Simons con ironía. El que no quiso pisar el charco fue el héroe de la noche. “Tengo un perfil más comedido que el de Nico”, bromeaba Mikel Merino (Pamplona, 1996) con su habitual sonrisa de niño que no ha roto un plato en su vida, protagonista indiscutible en Rotterdam con su gol en el añadido que salvó el honor (y la imbatibilidad) de España.
Si algún día Merino decide ponerse unos guantes, situarse debajo de los palos y empieza a hacer paradas decisivas no le debería sorprender a nadie. Es el último paso que le queda para completar todas las letras de la palabra polivalencia. El pamplonica es un centrocampista de cuna, ejerciendo en todas las posiciones, desde el medio centro a la media punta pasando por el interior, donde ha jugado más. Cuando abandonó Tajonar rumbo a Dortmund siendo un chaval, Tuchel se lo inventó como central y nunca estuvo incómodo. Pero es que unos cuantos años más tarde, hace poco más de un mes, Arteta decidía convertirle en el nuevo delantero del Arsenal.
El de Pamplona, centrocampista de cuna, jugó de central en el Dortmund y ahora lo hace de nueve
Sin los lesionados Gabriel Jesús y Havertz, el técnico donostiarra consideró que por su perfil, por su capacidad de jugar de espaldas y por sus habilidades, cumplía con los requisitos para ejercer de nueve. “Estamos en una situación de emergencia y su forma de abordarlo es increíble. Quiere comprenderlo todo, quiere aprender y es muy crítico consigo mismo”, relataba el entrenador del Arsenal, agradecido al futbolista.
La propuesta cogió por sorpresa a Merino, aunque no era la primera vez que le tocaba estrenarse en un rol nuevo. Obediente y motivado, como siempre, lo aceptó. Se estrenaba ante el Leicester el mes pasado. Y el resultado no pudo ser mejor. Entró en el minuto 70 y anotó dos goles. Merino ha sido siempre un centrocampista con gol, ya se acerca a la diana 50 en su carrera, una facilidad para anotar que también empujó a Arteta a esta reconversión, aún en curso. “Estoy aprendiendo muchas cosas que no conocía. Ahora me pongo en la situación de un nueve y le entiendo mejor. Entiendo por qué se desespera cuando toca poco balón”, enfatizaba en la zona mixta de De Kuip. “También empiezo a aprender temas más tácticos, de posicionamiento, de intentar buscar los lados ciegos del central para que no te reverencien o cuándo atacar a uno o a otro. Jugar de delantero me hace un futbolista más completo, como cuando jugué de central en Dortmund”, ampliaba.
De la Fuente le sigue utilizando como centrocampista pero su olfato de gol le convierte en una pieza muy útil para la selección. Ante Países Bajos, su movimiento esperando el error del portero para anotar el 2-2 en el añadido fue de puro delantero centro. Merino siempre ha destacado por su inteligencia en el verde y todo este aprendizaje que va acumulando le hace crecer y ganar peso también en el vestuario de la roja. Sus cifras goleadores con España no llaman la atención, de momento, habiendo firmado 3 dianas en 32 apariciones. Pero las dos últimas son de las que trascienden los números: el cabezazo ante Alemania en los cuartos de la Eurocopa (minuto 119) y el oportunismo para evitar la derrota ante Países Bajos (90+3). Mikel Merino, un centrocampista que lo hace todo bien: defender, organizar y atacar. Versatilidad al cubo.