Este no es el City sobrado, el City de épocas recientes: en estos nuevos tiempos, el equipo de Guardiola debe fajarse día a día, ya sea en casa o cuando actúa a domicilio, pues no luce como el magnífico equipo jugón de otros cursos, aquel conjunto que por momentos iba sobrado, arrogante y orgulloso.
Ahora, a veces, el City madrileñea: juega regulero, pero va sumando puntos.
Eso nos ha demostrado el partido de este domingo, su viaje al Molineux Stadium del Wolverhampton, choque presuntamente sencillo para el City que no lo ha sido tanto: un aspirante al título de la Premier visitaba a un claro aspirante al descenso. En vez de una tormenta de goles, se ha producido una tormenta de dudas. Ha tenido que ser un cabezazo de John Stones, tras un largo descuento (95), quien resolviera la papeleta para el Manchester City (1-2).
Renquean los citizen, desconfigurados por la inapetencia de Haaland, las ausencias forzadas de los lesionados Rodri y De Bruyne y el incierto futuro de Pep Guardiola, ahora que Txiki Begiristain ha abandonado la dirección deportiva.
Demasiadas cuitas y demasiado tiqui-taca practica el City, poseedor absoluto del balón en el estadio del Wolverhampton (78%) pero poco eficiente en la faceta ofensiva.
Otra vez se ha visto por debajo en el marcador -y van cinco en sus últimos siete partidos-, dato que desnuda a su línea defensiva. Ha encajado nueve goles en ocho partidos ligueros, una barbaridad en relación a otros tiempos, y sin embargo ahí sigue el City, apretándole las tuercas al Liverpool, líder que no se amedrenta.
Si no se asusta el Liverpool, lo hace parapetándose en el talento de Mo Salah.
Mo Salah celebra su gol de penalti, este domingo ante el Chelsea
Pasan los cursos y el egipcio zurdo (32 años suma) sigue siendo una garantía para el Liverpool (162 goles suma para los Reds en la Premier, es el noveno en la historia de la liga) y un tormento para los carrileros rivales. Cada vez que Salah arranca, de ahí emergen afilados pases con el exterior y por ahí recortan Darwin Núñez, Gakpo y Curtis Jones.
Cuando sale a la contra, el Liverpool juega de memoria, y en una de ellas ha recibido Jones en el área antes de verse derribado. Sin dudarlo, Salah ha ejecutado el penalti (29).
Con el 1-0 en contra, se ha desperezado el Chelsea, leyenda venida a menos que porfía por alcanzar una plaza en la próxima Champions, que no por el título de la Premier, pues ese traje le viene grande.
Aun así, pelea.
Fruto de su pelea ha llegado el empate de Jackson justo en la reanudación, interruptus inmediato pues de nuevo reaparecía Salah, otro pase a zona muerta para que reemergiera también Curtis Jones (52).
Goleador
Mo Salah, con 162 goles, ya es el noveno en la historia de la Premier, en una tabla que lidera Alan Shearer, con 260
Desde ahí, el Liverpool a volar (2-1 final), se mantiene un punto por encima del City en una pelea liguera que se antoja de dos: Arsenal (lastimosamente derrotado en Bournemouth, 2-0), Aston Villa y Brighton están que no llegan.
¿Y el United?
Sobrevive a media tabla, undécimo pese a su victoria del sábado ante el Brentford (2-1). El United es la tristeza de un grande que en un mal día perdió los galones para nunca recuperarlos. Cuántos ilustres sufren en esta modernísima Premier, desconsiderada con los aristócratas.
