“Con los pies en el suelo”. Repetía De la Fuente en los pasillos del Olímpico de Berlín el mantra, consciente del desastre que vivió España en Qatar tras un estreno de campanillas -7-0 a Costa Rica-. Había que disfrutar de la ilusionante goleada a Croacia lo justo y necesario. Este domingo, en el vuelo de regreso a Stuttgart, camino de la Selva Negra, las sonrisas de los futbolistas españoles deslizaban la satisfacción por el gran estreno firmado en la Eurocopa, pero la siempre amenazante figura de Italia emergía ya en la mente de todos.
Hace dos años, cuando el mes de diciembre solo era un bebé empezando a caminar, España se despedía por la puerta de atrás del Mundial de Qatar cayendo ante Marruecos en los penaltis. Aquella tarde, en las afueras de Doha, el equipo de Luis Enrique fue incapaz de marcar un solo gol a su rival a pesar de dominar la pelota casi de manera insultante, rozando el 70% de posesión. Un dominio que se demostró del todo infructuoso, pero que no fue más que el fiel reflejo de lo que quería el asturiano. Sin renunciar al estilo que durante tantos años ha reinado en la selección nacional, la llegada de Luis de la Fuente ha supuesto un viraje hacia la practicidad, ampliando el abanico de caminos hacia la victoria.
Sólo un número
'La roja’ perdió la posesión de balón por primera vez en una década pero fue mucho más efectiva
Se demostró ante Croacia, ante la que España perdió la posesión de balón (46% frente al 54% de los croatas) por primera vez en una década. Ningún pajarito cayó muerto. Ningún edificio acabó incendiado. No pasó nada extraordinario. La roja le sacó rendimiento a sus minutos con balón y tumbó a su rival por KO. “Hemos interpretado muy bien las fases del juego, hemos hecho un partido muy completo”, convenía Luis de la Fuente en sala de prensa. El riojano, con unos métodos más tradicionales que los de su predecesor, no renuncia para nada a intentar dominar los partidos, pero tampoco le hace ascuas a buscar la verticalidad cuando el rival se lo permite. El primer gol de Morata, un pase en profundidad magnífico filtrado por Fabián desde su propio campo, fue uno de los muchos ejemplos. “Una de nuestras virtudes es la versatilidad, tenemos jugadores de velocidad como Nico (Williams) o Lamine (Yamal) y no vamos a renunciar a esas opciones”, se envalentonaba el seleccionador.
Hay más datos que demuestran este viraje en el juego. Ante Marruecos, aquel día de infausto recuerdo y total frustración en el Education Cty, España repartió hasta 1041 pases, todo un récord, pero fue incapaz de encontrar profundidad y apenas disparó una vez en 120 minutos. Ante Croacia, los pupilos de De la Fuente se quedaron en 455 pases, menos de la mitad, pero dispararon once veces, cinco a puerta, y firmaron tres goles. Las comparaciones a veces pueden ser injustas y ofender pero, otras, desvelan nuevas maneras de hacer las cosas. “Tuvimos contundencia y pegada, y cuando nos tocó defender lo hicimos ante uno de los mejores equipos del mundo”, concluía De la Fuente.
A Pedri se le puede tomar como paradigma de esta amplitud en el libreto español. Al canario se le asocia siempre con el balón, con su capacidad para filtrar pases y encontrar espacios para sus compañeros. Ante Croacia, más allá de un par de buenas conexiones con Lamine Yamal, mostró una nueva versión. La que necesitaba su equipo. Pedri no paró de correr en la presión, fue uno de los pilares para robar balones en campo croata. Duró una hora sobre el verde, que abandonó agotado. Siendo uno de los mejores amigos de la pelota, el canario apenas completó 18 pases, todos buenos eso sí -fue el único titular de ambos equipos en no fallar ninguno-. Sólo Morata, con 10, conectó menos. Unai Simón, por ejemplo, tocó el balón hasta 40 veces. No importó. Ni nadie se rasgó las vestiduras.
El nuevo libreto
De la Fuente ha dotado al equipo de más verticalidad, con Lamine Yamal como punta de lanza
El próximo jueves, ante Italia en Gelsenkirchen, los derroteros del partido pueden conducir a España a aplicar las mismas recetas. No importarle ceder el balón a los de Spalletti pero buscar el peligro con la verticalidad de sus atacantes. Mención especial en este apartado merece Lamine Yamal, el futbolista más joven de la historia de la Eurocopa, que completó un debut ante Croacia más que notable. Supo combinar momentos de pausa con otros eléctricos, y no tuvo reparos en retar a un jugador de la talla de Gvardiol, al que le ganó más de una partida. Una gran parada de Livakovic le impidió anotar su primer gol en el torneo pero no empañó una brillante actuación del azulgrana.
Lamine, como el resto de sus compañeros, ya han asimilado que el estilo de la nueva España es mutante, el que mejor le conduzca a la victoria.