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El Pizjuán presencia el derbi más plácido de los últimos años

Sevilla, 0 - Betis, 0

Empate sin goles en el Sevilla-Betis, solo agitado por la expulsión de Miranda

Eakitic y Ayoze, en un lance del partido, este domingo en Sevilla 

Fran Santiago / Getty

Qué buenos tiempos vive este Sevilla, quién lo hubiera dicho hace apenas un mes y medio, cuando lo entrenaba Jorge Sampaoli y porfiaba en la zona baja de la tabla y se preguntaba si este año le tocaría pelear por eludir el descenso.

Juega mucho mejor ahora que lo dirige Mendilibar –este técnico sabe exprimir la profundidad de banquillo de los hispalenses: si Rafa Mir y el Papu Gómez abandonan el césped, entran En-Nesyri y Bryan Gil, otros dos magníficos jugadores–, es más compacto y encima se ha hecho fuerte en la Europa League, su torneo fetiche: en diez días disputa su séptima final, esta vez ante el Roma (y por el camino se ha llevado por delante al Manchester United y al Juventus, poca broma).

Tan feliz está el Sevilla que en los prolegómenos celebraba los 291 partidos de Rakitic –el croata suma más partidos que ningún otro extranjero en la historia del club–, y apenas piensa en el Betis, adversario ancestral que también atraviesa otro momento dulce y coquetea con la posibilidad de apoderarse de una plaza europea, muy cerquita lo tiene.

Y así, sin alardes y sin vertiginosas subidas de tensión, discurre el derbi –al Sevilla apenas solo le contraría la lesión muscular de Oliver Torres, ahora duda para la inminente final europea–: a grandes rasgos, se trataba de uno de los duelos sevillanos más plácidos que se recuerdan en los últimos años.