(Otro) Cuento de Navidad

Por la escuadra

(Otro) Cuento de Navidad

Como activista contra la pobreza que fue, quizá Charles Dickens no se hubiera encontrado cómodo viajando a Qatar a ver un Mundial que bien podría inspirarle una versión futbolística de su popular novela que cada año, por estas fechas, revive las peripecias del señor Scrooge en su Cuento.

El cuento arranca con un protagonista que lo ha conseguido todo en el mundo del fútbol. Todos los éxitos, todos los premios. Pero hay una competición, el Mundial, que se le resiste, que siempre le da la espalda. Ahora, pasados otros cuatro años, la vuelve a tener delante y tiene una mezcla de sobreexcitación y pánico a una nueva decepción. Una noche, nuestro personaje cruzado con los Mundiales, recibe la visita de un fantasma que lo sobresalta.

No era la primera vez que el espíritu de Maradona venía a importunar a nuestro protagonista

No era la primera vez que el espíritu de Maradona venía a importunarlo pero esta vez lo hacía con la intención de advertirlo: “Te visitarán tres espíritus de los Mundiales que te ayudarán a reconciliarte con la Copa del Mundo, escúchalos”.

Dicho y hecho. El primer espíritu, el de los Mundiales pasados, le acercó un carrusel de recuerdos que le iban pasando por delante. Los recuerdos dulces tenían claramente color blaugrana, mientras que los que tenían los colores albiceleste eran más bien angustiantes y repletos de frustración. Por suerte, rápidamente el espíritu de los Mundiales pasados desapareció para dejar paso al espíritu del Mundial presente.

De repente, nuestro protagonista se miró los pies, los tenía sobre el césped del estadio Lusail. Y, entre las manos, sostenía la Copa del Mundo con sus casi seis kilos, cinco de ellos de oro. “Has ganado el Mundial”, dijo el espíritu. “Tu éxito será bálsamo efímero para un país inmerso en la enésima crisis económica, política y social, con un alto índice de pobreza, pero que decretará día de fiesta para salir en masa a celebrar el título”. Nuestro protagonista no tuvo tiempo ni de preguntar. El espíritu ya no estaba. Y en su lugar estaba el espíritu de los Mundiales que vendrán.

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Argentinos sostienen una foto de Maradona en las celebraciones por el Mundial en Buenos Aires

Matias Basualdo / AP

Así se presentó, pero él no veía nada. “¿Claro, ya no habrá más Mundiales para mí, ¿verdad?”. El espíritu le respondió: “En el futuro, tu nombre estará vinculado a la Copa del Mundo, más allá de si juegas o no. Tú no decidirás cómo serán los Mundiales del futuro, hay quienes tienen más poder. Pero lo que sí que tienes es una posición privilegiada para influir en muchas personas. Tanto si te posicionas al lado de un compañero condenado a muerte por defender los derechos de las mujeres como si permites que te tapen la camiseta de Argentina con un besht”.

Justo en aquel momento, se despertó sobresaltado, intentando saber si aquello había sido real o un sueño. Estiró el brazo para tocar a quien dormía en la cama del lado. ¡“ Kun, Kun! ¡Rápido! Dime, ¿qué día es hoy?”. Le respondió medio adormecido: “18 de diciembre, Leo. ¡Hoy es la final del Mundial!”.

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