‘How not to be a football millionaire’, fútbol e inestabilidad
Yo recomiendo
La maravillosa biografía de Keith Gillespie
Las carreras de los futbolistas son más homogéneas de lo que piensa el aficionado común. He leído varios libros de futbolistas –algunas biografías interesantes– en los que el denominador común es siempre el mismo: el aburrimiento.
Este no es la excepción.
La vida de Messi o Cristiano Ronaldo no es más apasionante que la de una enfermera o una profesora. De hecho, el éxito de un futbolista de élite reside, en gran parte, en la estabilidad. No hace falta pensar mucho para buscar dos claros ejemplos de jugadores con un talento sobrenatural para el fútbol, pero que han convivido con el desorden y la inestabilidad: Maradona y Ronaldinho.
El irlandés Keith Gillespie no tenía el talento de éstos en el terreno de juego, pero sí que huía del aburrimiento que conlleva la vida del futbolista. En su maravillosa biografía How not to be a football millionaire –el título en sí es un resumen perfecto– explica cómo, procedente del brillante juvenil formado por David Beckham, Gary y Phill Neville, Paul Scholes y Ryan Giggs entre otros, consiguió debutar en la Premier, a los 17, de la mano de Sir Alex Fergunson. 20 años de carrera profesional le avalan como jugador del Manchester, el Newcastle, el Blackburn Rovers, etc...
Adicto
Cuando fichó por el Newcastle, vivió durante 5 meses en un hotel. Pasaba las tardes en el hipódromo y en casas de apuestas
Dejó Irlanda para convertirse en futbolista profesional. Fue un sueño cumplido plagado de pesadillas. Reconoce que, desde juvenil, el hecho de tener todo el día libre después de entrenar por las mañanas, le llevó a aficionarse a las puestas. Una adicción que le persiguió durante toda su carrera. Apostaba a carreras de caballos inicialmente, después a lo que fuera. Incluso en partidos que él mismo jugaba.
Cuando fichó por el Newcastle, vivió durante 5 meses en un hotel. Pasaba las tardes en el hipódromo y en casas de apuestas. Explica con todo lujo de detalles un fin de semana en el que perdió 60.000 libras.
Su adicción a las apuestas fue ligada a su declive como futbolista. Como jugador del Leicester tocó fondo al ser acusado –junto a un grupo de compañeros– de violación en una estada invernal en la Manga del Mar Menor. Quedaron absueltos, pero pasó más de una semana en prisión. Desde el primer momento defiende su inocencia.
En el año 2010 cayó en bancarrota, como el mismo dice: “Me sentí aliviado al perderlo todo. Nunca tuve apego al dinero”.
En el 2013 se retiró jugando a tiempo parcial en el Longford Town de la primera división irlandesa. Actualmente es representante de jugadores.
En los años posteriores lidió con la depresión, pero no se arrepiente de nada de lo vivido. “Las cosas pasan por algo”.