La gloria eterna es para River Plate
River, 3 - Boca, 1
Los ‘millonarios’ vencen en la prórroga a Boca Juniors en el Bernabeu y se proclaman campeones de la Libertadores
La celebración de River Plate en Madrid por la Libertadores, en directo
28 días ha tenido que esperar el mundo entero para descubrir el desenlace de la final más larga de la historia. River Plate es el equipo que contará en sus vitrinas con el trofeo más preciado jamás forjado. La gloria eterna es suya después de proclamarse campeón de la Copa Libertadores al imponerse en un partido agónico a Boca Juniors en la prórroga (3-1).
‘La Banda’ salió victoriosa del neutral Santiago Bernabeu, mucho menos animado de lo que cabía esperar. Trasladar la sede al otro lado del charco tenía sus riesgos de cara al espectáculo, aunque afortunadamente ninguno de ellos relacionado con la seguridad. El comportamiento de ambas aficiones fue ejemplar, y como recompensa disfrutaron y sufrieron a partes iguales de un partido más nutrido de emoción que de buen juego.
La expulsión de Barrios en el tiempo extra y el ingreso de Quintero fueron claves para que River culminara la remontada
El destino quiso que la larga espera que ha acompañado esta extraña final no se decidiera hasta el último momento. La expulsión de Barrios condenó a un Boca exhausto del que sacó provecho el colombiano Quintero. El revulsivo del ‘’Muñeco’ Gallardo aportó la chispa que le faltaba al partido y con un golazo sensacional dio ventaja a River, ampliada por el ‘Pity’ Martínez para enterrar a Boca cumplidas las dos horas de encuentro.
Sorprendieron ambos técnicos con sus alineaciones. No jugó de inicio ‘Wanchope’ Ábila en la punta de ataque y su lugar lo ocupó Benedetto, el amuleto de Boca en esta Libertadores. A sus tres goles en las semifinales y otro en la ida de la final, el ‘Pipa’ sumó otro más. Por su parte, Gallardo -ausente en el estadio por sanción- optó por alinear a cinco centrocampistas, una medida más por precaución que por acumular toque en la medular.
Y es que el desgobierno que reinó en la primera mitad fue absoluto. Se esperaba más de River, un equipo con las ideas más claras y con hombres con mayor sensibilidad en sus botas. Pero no puede obviarse lo trascendental que resulta el factor emocional en noches tan especiales como esta. Los nervios y la tensión se apoderaron de todos los jugadores sin excepción, acumulando los dos bandos imprecisiones que impedían ofrecer un espectáculo a la altura de las expectativas. El miedo a perder era mayúsculo, el castigo era demasiado duro.
Sólo a través del balón parado se sucedían las ocasiones. Las más claras las tuvo Boca; sobre todo la de Pablo Pérez tras el rechace de una falta. Sólo un corte providencial de Casco evitó que la jugada terminara en gol. En el área contraria, Nacho González evaporaba una jugada ensayada con un remate a las nubes.
El ‘Pity’ Martínez escribió el epílogo de una novela única e irrepetible por todo lo acontecido durante las últimas semanas
No fue hasta los últimos compases del primer tiempo cuando al fin se descorchó el champán. Tanto River como Boca se soltaron y empezó la acción. De una mala toma de decisiones en ataque de los ‘millonarios’ surgió el gol de Boca. Los hombres de Schelotto salieron lanzados a la contra, y con el césped como aliado, el pase lanzadera de Nández dejó a Benedetto en una situación inmejorable. Su recorte orientado excelente hacia la meta de Armani sólo podía terminar en gol. En el intercambio de golpes, Boca es letal. Lo había demostrado en la ida y lo volvía a repetir.
Vibraba enloquecido medio Bernabeu mientras la otra mitad afrontaba con angustia y los ojos húmedos el segundo tiempo. River entendió de que debía tomar la iniciativa y salió a por todas. Encontró la profundidad que le faltó en los primeros cuarenta y cinco minutos, con el ‘Pity’ Martínez y Palacios entrando más en juego.
Tratándose de un Superclásico y en una final, no podía faltar la polémica. La hinchada de River reclamó un penalti sobre Pratto, pero Andrés Cunha decretó juego peligroso por planchazo del delantero al guardameta de Boca. No tardarían las ‘gallinas’ a ponerlo todo en orden cuando Palacios encendió la luz. El futbolista al que se le relaciona con el Real Madrid filtró un pase perfecto para Nacho Fernández, que de modo inteligente cedió el balón atrás cuando tenía opción de remate. Pratto no perdonó.
Pareció conformarse River con el empate. Había logrado lo más difícil y se había liberado del peso de verse por debajo. Esa sensación de alivio le hizo perder de nuevo el control. Quedaban mucho por delante, pero el respeto se imponía. Los temblores de las piernas se mezclaron entonces con los calambres, algo inevitable con el paso de los minutos. Ambos firmaron la prórroga. A la final más larga de la historia le quedaba todavía otro capítulo por vivir.
River se saca de encima el fantasma del descenso; ahora podrá sacar pecho cuando vea el azul y oro
Barrios facilitó el camino hacia la gloria de River con una segunda amarilla innecesaria al poco de retomarse el choque. El campo cada vez estaba más inclinado a favor de los de Gallardo hasta que se lanzaron a la yugular de su oponente. Quintero, el más activo desde su ingreso en el campo, se sacó un zapatazo espectacular desde fuera del área. Un gol imborrable en la memoria de las dos aficiones, aunque sea por distintos motivos. Ni con Tévez buscando la épica se pudo, aunque Jara estuvo cerca. El poste evitó que se pudiera llegar a los penaltis.
Con Boca a la desesperada -su portero Andrada estuvo más rato en el área rival que en la propia-, Martínez escribió a portería vacía el epílogo de una novela única e irrepetible por todo lo acontecido durante las últimas semanas. River se saca de encima el fantasma del descenso, motivo de burla continuada por parte de los ‘bosteros’. Ahora su afición -también la violenta que obligo a suspender el partido en el Monumental- podrá sacar pecho cuando vea el azul y oro. Es su cuarto entorchado continental. Esta vez sí, aunque fuera lejos de Argentina, se habló de fútbol.
Ficha técnica
River Plate, 3 - Boca Juniors, 1
River Plate: Franco Armani; Gonzalo Montiel (Camilo Mayada, m.74), Jonatan Maidana, Javier Pinola, Milton Casco; Exequiel Palacios (Julián Álvarez, m.98), Leonardo Ponzio (Juan Fernando Quintero, m.58), Ignacio Fernández (Bruno Zuculini, m.111), Enzo Pérez, Gonzalo Martínez; Lucas Pratto.
Entrenador: Marcelo Gallardo
Boca Juniors: Esteban Andrada; Julio Alberto Buffarini (Carlos Tevez, m.111), Carlos Izquierdoz, Lisandro Magallán, Lucas Olaza; Nahitan Nandez, Wilmar Barrios, Pablo Pérez (Fernando Gago, m.90); Cristian Pavón, Darío Benedetto (Wanchope Ábila, m.61), Sebastián Villa (Leonardo Jara, m.96).
Entrenador: Guillermo Barros Schelotto
Goles: 0-1: m.44: Benedetto. 1-1: m.68; Pratto. 2-1: m.110: Quintero. 3-1: m.122: Pity González a puerta vacía.
Árbitro: Nestor Cunha (URU). Asistido por Nicolás Tarán y Mauricio Espinosa (URU). Expulsó al xeneize Barrios por doble amarilla (m.86 y 92). Amonestó a Leo Ponzio (m.27), Nacho Fernández (m.81)m, Maidana (m.83) por River y a Pablo Pérez (m.43), de Boca.
Incidencias: Partido de vuelta de la final de la Copa Libertadores disputado en el Estadio Santiago Bernabéu ante 62.282 espectadores.