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Masia con samba

El clásico

Arthur y Rafinha, orden y progreso, afinan al Barça de cara al Madrid

Coutinho y Arthur felicitan a su compatriota Rafinha por su gol al Inter de Milán

Àlex Garcia

El Barcelona empezó a parecerse mucho al Barcelona que quiere Ernesto Valverde en Wembley, coincidiendo con la irrupción en el once titular de Arthur Melo. Desde entonces el técnico ya no lo ha sacado del equipo. Han sido cuatro partidos seguidos para Arthur. El Barça dio otro golpe en la Champions el pasado miércoles. Justo el día en que no estaba Messi apareció Rafinha, al que casi nadie esperaba. Otro acierto del entrenador, que eligió como extremo derecho a un futbolista que sólo había entrado en la alineación en Tánger y Anoeta. El hijo de Mazinho tiene ahora bastantes opciones de repetir en el clásico del domingo.

Dos de los mejores partidos de la temporada llegaron con la entrada de dos futbolistas que no venían siendo habituales. No es casual que tanto Arthur como Rafinha hayan necesitado tan poca adaptación para rendir en este Barça. Ambos son brasileños pero comulgan con el estilo de juego blaugrana. Lejos de ser individualistas, son jugadores combinativos y solidarios. Son samba con aroma de la Masia.

Uno nació en São Paulo –su padre acababa de fichar por el Valencia del Palmeiras– y el otro vino al mundo en Goiânia. Dos ciudades brasileñas hasta en el nombre, la primera con virgulilla en la a y la segunda con circunflejo en la o. Orden y progreso dice la bandera de Brasil. Arthur significa el control. Rafinha es la versatilidad en ataque. Y sin embargo su fútbol es casi autóctono del Camp Nou. Les sale de forma natural.

En el caso de Rafinha (25 años) se entiende. Es lógico y normal. No en vano es canterano del Barcelona, a donde llegó en el lejano 2006 junto a su hermano Thiago. Es decir, que lleva 12 años bebiendo modelo Barça, exceptuando dos paréntesis. La sorpresa es Arthur (22 años), que por cómo se mueve, se gira, conserva el balón y lo pasa parece mentira que no haya pisado nunca la Masia. Está cortado con un patrón similar al de Xavi o Iniesta y sólo hace tres meses y medio que fue presentado en el Camp Nou (sin público) tras pagar por él 31 millones al Gremio, más 9 en variables.

Triunfadores en una actuación colectiva, se fueron aplaudidos por la grada. Contra el equipo en el que estuvo cedido la segunda mitad del curso pasado y que no quiso comprarlo, Rafinha Alcántara fue agresivo y estuvo en todas las jugadas de peligro de la primera parte, marcando el 1-0 apareciendo como falso nueve. No anotaba en partido oficial de blaugrana desde el 26 febrero del 2017 en el Calderón (1-2), antes de su segunda lesión de rodilla en Granada. Además chutó otras dos veces a puerta (21 intentos del Barcelona entre 6 jugadores distintos), recuperó cinco balones e incluso sacó los córners desde la izquierda.

En muy poco tiempo, Arthur se ha convertido en importante o muy importante para el equipo. Todos le buscan y él se asocia con todos. Recibió y dio pases con los otros diez titulares. En total, 81 pases buenos con un 94% de acierto. Pero de su partido destaca que sólo un tercio de sus intervenciones (25) fueron en campo propio. Es decir, que gracias a subir juntos alrededor de la pelota, el Barça se instaló en campo contrario, lo que también ayuda a alejar al rival del área y a poder mantener la portería a cero, algo que el Barça no conseguía desde el 18 de septiembre. Sustituido con una sobrecarga en el soleo de la pierna izquierda –zona en la que también sufría Xavi, por cierto–, Arthur no tendrá problemas para debutar en un clásico.

El club ha tenido una estrecha relación con Brasil en los últimos 25 años. Romário, Ronaldo, Rivaldo y Ronaldinho son la punta del iceberg. Pero con Rijkaard, había otros barcileiros como Deco, Belletti, Edmilson y Sylvinho en París 2006. En Berlín 2015 los brazucas eran Dani Alves y Neymar, alegres y embajadores del jogo bonito. Se parecen a Coutinho pero no a Paulinho, que era de otro modelo. A lo que nadie estaba acostumbrado era a tener dos brasileños con estilo de la Masia.