El regreso del patrocinio ‘fantasma’ en la Fórmula 1
El caso Ferrari
En Australia investigan si Ferrari viola la ley antitabaco en la publicidad con el nuevo logo Mission Winnow, que camufla a Philip Morris
Antes de que los motores arranquen el lunes 18 en el Circuit de Barcelona-Catalunya en los tests de la pretemporada, Ferrari ya está en la pole. Pole de polémica. Su principal patrocinador vuelve a estar en el punto de mira por supuesta violación de la ley. Como ya ocurrió en el pasado. En esta ocasión, la tabacalera Philip Morris, matriz de la marca Marlboro, unida a la scuderia hace 40 años, es objeto de controversia por su nuevo logo con el motivo Mission Winnow(Ganar ahora) y una M que recuerda a Marlboro. El símbolo es visible en el chasis de los bólidos, así como en el de sus primas las motos Ducati de MotoGP, cuyo equipo se llama ahora Mission Winnow Ducati.
El toque de atención a Ferrari ha llegado desde Australia, donde el Mundial de F-1 levanta el telón el 17 de marzo. Aunque, curiosamente, nadie levantó el dedo en los cinco países por donde la scuderia paseó el polémico logo en el anterior campeonato, por primera vez en Japón (7 octubre) hasta Abu Dabi (25 noviembre). Las autoridades federales australianas y las del estado de Victoria, han abierto una investigación para determinar si el patrocinio fantasma de Philip Morris en los coches rojos vulnera la ley de la publicidad del tabaco, prohibida en eventos deportivos en casi todo el mundo occidental. En Europa, a través de un directiva de la UE, desde el 2005.
Es por esta limitación legal que desde hace 14 años, el patrocinio de Marlboro en los coches de Maranello se ha convertido en el juego del gato y el ratón para burlar la ley. La relación comercial entre la tabacalera y la escudería italiana, la más longeva de la F-1, se remonta a 1984, cuando aparece por primera vez el logo de Marlboro en los coches de Arnoux y Alboreto. De 1997 al 2010 la marca tomó más peso al convertirse en title sponsorship dando nombre al equipo (Scuderia Ferrari Marlboro). Pero fue con la directiva de la UE cuando comenzó la picaresca del marketing. Ante la prohibición de lucir las letras Marlboro en el chasis y el mono de los pilotos desde el final del 2006, a Philip Morris se le ocurrió estampar el código de barras de las cajetillas en la cubierta motor y el alerón trasero. Una alegoría que duró del 2007 al 2010, y que Ferrari eliminó (2011) ante la presión social y legal, por considerarse publicidad subliminal. Optó entonces por crear un logo de la Scuderia mimético, en colores y forma, al triángulo icónico de Marlboro (foto detalle). Aunque en esa decoración (del 2011 al 2017) la referencia al tabaco era nula.
En plena tormenta, British American Tobaco, con Honda hasta el 2005, vuelve a la F-1 con McLaren
La vuelta de tuerca en el arte del camuflaje lo dio Philip Morris en el GP de Japón de octubre pasado, al presentar el logo de la M (o flecha) del lema “Mission Winnow”, evocativo de Marlboro y, para algunos, muy parecido a la forma de un cigarrillo. “Con Mission Winnow queremos que el mundo sepa cómo hemos cambiado, y compartir nuestra dedicación a la ciencia e innovación, que pueden llevarnos a un futuro mejor”, vendía un futuro sin humo el jefe ejecutivo de Philip Morris, Andre Calantzopoulos. En la misma línea retórica, la web Missionwinnow.com es todo un ejercicio de maquillaje de la marca con una prosa profusa en innovación y excelencia. Ni una mención al tabaco.
Buenas palabras, pero que no convencen a los más escrupulosos con la ley. “El sitio web de Mission Winnow deja mucho más claro lo que están intentando y en qué tipo de negocio están; no tiene nada que ver con los coches”, desdeñaba el cirujano y activista antitabaco australiano John Cunningham, que cargaba contra el engaño de la campaña. “Sólo busca hacer que las personas sean adictas a la nicotina, y va a invertir dinero en la investigación de cómo hacerlo de modo más efectivo”.
Ante la indagación australiana, Philip Morris se defiende negando la mayor. “La iniciativa, los símbolos y logotipos usados en el uniforme (chasis y monos) de Ferrari y el sitio web cumplen con las leyes de Australia y de Victoria”, aseguraba a Motorsport.com Tommaso Di Giovanni, director internacional de comunicación de la tabacalera. “Esta campaña respeta todas las leyes, no publicita ni promociona ningún producto de la marca. Más bien, está diseñada para hablar de nuestro compromiso de mejorar en todo lo que hacemos”, sostiene.
Un patrocinio singular, el del tabaco en la F-1, que reculó en el 2007 con la directiva prohibicionista de la UE. West (McLaren), Mild Seven (Renault) o British American Tobaco (BAR-Honda) emigraron… Sólo Philip Morris se mantuvo con Ferrari. ¿Por qué siguió fiel (y pagando unos 40 millones de euros anuales –según Business Book GP–) si no puede mostrar su producto en el escaparate global del gran circo? Precisamente, esos 350 millones de telespectadores de audiencia de las carreras es una buena razón. Para Philip Morris, apostar por Ferrari es una operación de marketing beneficiosa, que también le da notoriedad social.
En plena tormenta, esta semana McLaren anunciaba un acuerdo plurianual con British American Tobacco (propietaria de marcas como Lucky Strike o Rothmans), que estuvo en la F-1 de 1999 al 2005. Como Philip Morris, BAT está condenada al camuflaje, así que los bólidos de Sainz y Norris deberán lucir un sucedáneo sin sabor a nicotina. El lema escogido es “A Better Tomorrow” (Un mañana mejor).