Un Barça para soñar con todo devora al Benfica

FC Barcelona, 3 - Benfica, 1

El conjunto barcelonista ya está en cuartos de final de la Champions tras una primera parte celestial

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Raphinha y Lamine Yamal celebran el primer gol barcelonista de la noche mientras sus compañeros se disponen a felicitarles

LLUIS GENE / AFP

Un Barça para soñar con todo ya está en cuartos de final de la Champions, por segundo año consecutivo. Con justicia y con brillo porque resultó realmente maravilloso. Una delicia para la vista. Una gozada. El Barcelona tenía ganas de fútbol tras la suspensión del encuentro del sábado por la muerte del doctor Carles Miñarro y le dedicó a su memoria un triunfo fantástico. El equipo de Hansi Flick quería no solo vencer y superar la eliminatoria sino mostrar una versión insaciable y devoradora. Lo consiguió con una primera mitad celestial y ahora espera conocer a su siguiente rival europeo, que saldrá del encuentro Lille-Borussia Dortmund de este miércoles.

En el fondo da igual porque con la magia de Lamine Yamal, la batuta de Pedri, la resolución de Raphinha y el trabajo colectivo este Barça tiene licencia para aspirar a ganar la Copa, la Liga y la Champions. Puede haber otros equipos mejores, pocos, pero su fútbol es el más divertido de Europa.

El técnico alemán dispuso el mismo once que en Lisboa, con la excepción de la entrada de Araújo por el sancionado Cubarsí. Gran escaparate de la Champions y alineación de gala. Sin tiempo para respirar, sin espacio para la tregua, sin pensar en el 0-1 de la ida. Porque el Barcelona apareció por el césped de Montjuïc en modo supersónico. Se vio desde buen inicio que Lamine Yamal estaba inspiradísimo, que Raphinha mordía para tirar desmarques y que Pedri emergía para recuperar por aquí y para distribuir por allá.

Se percibió enseguida que la función pintaba a suculenta diversión, pese a la presión atrevida del Benfica. Lamine Yamal fue ajustando su bota izquierda con un primer chut inocente y Raphinha no llegó por un pelo en otra transición pero muy pronto se produjo una jugada de otro mundo.

Lamine Yamal dejó sentado con un quiebro sideral a Florentino en una acción que recordó a la de Messi con Boateng del 2015 y brindó una asistencia de delineante a Raphinha. El brasileño, sin dejar caer el esférico, embocó con precisión. De nuevo Raphinha, el verdugo habitual del Benfica, ponía en franquicia al Barça y encarrilaba más la eliminatoria.

Lamine Yamal realizó una jugada de videoteca en el 1-0 y metió el segundo con un golazo

Festejaba el equipo blaugrana pero sin tiempo para paladear un gol que merece un millón de repeticiones vino el empate. Fue a la salida de un córner. Lewandowski desvió el balón al primer palo y al segundo Otamendi cabeceó a quemarropa. Szczesny llegó a tocar el balón pero no con la suficiente fuerza para que no le doblara el guante.

Sin embargo, la igualada no descompuso para nada a un Barça desatado. Un Barça de matrícula porque dispone de Raphinha, porque cuenta con Olmo, porque disfruta de Pedri y porque tiene a la joya de la corona, un Lamine Yamal que metió el segundo barcelonista.

Lo hizo controlando un balón en el flanco izquierdo, escorándose un poco hacia el centro y soltando un latigazo con rosca que cayó de manera poética en las mallas. Simplemente descomunal.

Este menor de edad no conoce límites y bajo su manto el Barça siguió y siguió percutiendo, robando balones, corriendo, comiéndose el césped. El público lo agradecía con un ambiente mucho más pasional que de costumbre en Montjuïc. Solo Lewandowski andaba un tanto taciturno y fallaba un gol cantado tras una recuperación de Olmo.

Para entonces el Benfica únicamente hacía que achicar agua del barco. Le entraban por todos lados. El tercero estaba al caer y cayó antes del descanso. Balde cogió su MotoGP, recorrió todo el campo y conectó con Raphinha. El brasileño, al límite del fuera de juego, firmó su doblete con un inapelable remate cruzado.

Raphinha, habitual verdugo del Benfica, firmó un doblete

El pase a cuartos estaba sentenciado con todo el segundo acto por jugar salvo que se produjera un cataclismo. Por si las moscas Flick ordenó a su equipo que controlara más el balón y sus futbolistas respondieron con rondos de cátedra, con protagonismo para De Jong y Pedri. Pudo llegar el cuarto en diversas acciones de tiralíneas, sobre todo en una con pases de espuela de Raphinha y Lamine Yamal que terminó en un remate fuera de De Jong. Habría sido un gol de fábula.

Era el momento de la dosificación y entraron Ferran Torres y Gavi por Lewandowski y Olmo. Más madera sobre el césped pero la misma filosofía, la de calmar el juego y la de aprender a jugar a distintas velocidades, según esté el marcador. Que no ocurriera lo del día del Atlético en la Copa. Que no pasaran muchas cosas, aunque fuera renunciando a algunas transiciones. Misión cumplida

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