Contra el Real Madrid y en toda una final, salieron a jugar como titulares Balde, de 21 años; Cubarsí, de 17; Casadó, de 21; Pedri, de 22; Gavi, de 20, y Lamine Yamal, otro con 17. Más de la mitad del Barça, por tanto, estaba muy por debajo de la edad aceptada como óptima para alcanzar la plenitud deportiva. El hecho es insólito en el fútbol de elite, si acaso hay que retrotraerse a generaciones puntuales del Ajax, club mellizo del FC Barcelona que como el azulgrana trabaja de forma especial la cantera. No es casualidad que de esos seis futbolistas mencionados cinco pertenezcan a la Masia, símbolo y motor de este insolente dream teen. Enfrente, cayó rendido y sobrepasado el Madrid de las estrellas, un equipo maduro y agarrado al presente vencido por otro que pretende comerse a bocados el futuro.
La imagen
De celebrarlo con los hijos a celebrarlo con los padres
La generación más laureada de la historia del Barça, con Messi, Xavi, Iniesta, Busquets y Piqué como emblemas más longevos, acabó celebrando títulos invitando a mujeres e hijos a los festejos, en unas imágenes que se hicieron habituales. El equipo de Hansi Flick ganó el domingo su primer título y quienes corrían a abrazar a los protagonistas eran los padres. Papeles intercambiados, por tanto. El de Cubarsí, en concreto, apareció con la camiseta azulgrana puesta, corrió y se deslizó por el césped como si fuera un crío. Llamó la atención la pasión del palo (Cubarsí sénior) atendiendo a la calma de la astilla (Cubarsí júnior). Es la hora del recreo para pequeños y grandes. Los pequeños son demasiado jóvenes para ser padres; los mayores, para ser abuelos. Tiempo aprovechable para seguir ganando.
Lamine Yamal
Comer en la mesa de los elegidos, incluido Mbappé
La precocidad de Lamine Yamal es inaudita. Xavi le hizo debutar con 15 años y tan solo dos después tiene en su haber una Eurocopa de selecciones y el título oficioso de candidato a mejor futbolista del mundo. Nadie discute ya que está a la altura de los mejores. El domingo, con permiso de su compañero Raphinha, escogido mejor jugador de la final, fue quien neutralizó el 0-1 inicial del Madrid con una jugada que no le corresponde por edad. Dribló hacia dentro una y otra vez como hacía Messi y remató a la base del poste del gigante Courtois con un remate aterciopelado girando el tobillo digno también del argentino. Es tan bueno que ya no da miedo compararlos. El canterano tuvo enfrente a los, según la última lista del Balón de Oro, segundo (Vinícius), tercero (Bellingham) y sexto (Mbappé) clasificados como mejores del planeta. El domingo, aún reconociendo el partidazo del francés, pareció mejor que ellos. Recordemos, ni siquiera es mayor de edad.
Hansi Flick
El alemán disipa las dudas tras el bache de la Liga
El gran reforzado del título de la Supercopa de España es Hansi Flick. Tiene el alemán el crédito de los profesionales en quien se confía más allá de los vaivenes propios del deporte rey. Ni siquiera con la crisis de resultados de la Liga (5 puntos de 21 posibles) se puso en duda su propuesta. Algo le dice al barcelonismo que este entrenador es el idóneo, un sexto sentido que se confirma cuando el equipo, solidario, robusto físicamente, ofensivo y entretenidísimo de ver, toca la tecla como en Yida. El Madrid cae humillado por segunda vez y Flick no se da importancia, otra virtud de los carismáticos naturales, los que los son sin querer. El pentagrama de sus emociones no cae en graves ni asciende en agudos en función de las victorias o las derrotas. Siempre suena igual, y eso es música celestial en un club que sufre ataques constantes de histrionismo.
Joan Laporta
Siempre al límite, una vez más
Pocas veces, y han sido varias a lo largo de sus diferentes etapas como presidente, Joan Laporta ha estado tan cerca de descarrilar por esa inclinación personal a llevar los asuntos más delicados sin echar la vista al reloj hasta última hora. Aunque gestión y méritos deportivos deberían analizarse por separado, el título de la Supercopa, sumado a la cautelar del CSD que permitió la inscripción in extremis de Dani Olmo y Pau Víctor, amortiguan el golpe que se hubiera llevado el presidente en caso de no salirse con la suya. Con la oposición movilizada y una manera de llevar el club cada vez más cuestionada, Laporta salva ese último asalto y hoy se ofrece, después de semanas de silencio, a dar explicaciones sobre ese y otros asuntos con el viento a favor tras una victoria que relativiza las preocupaciones del barcelonismo. A saber, ¿por qué se reaccionó tan tarde en el caso Olmo?; ¿a qué inversores se ha confiado la venta a 30 años de un porcentaje de los asientos vip del nuevo Camp Nou?; ¿cómo se va a cubrir la vacante dejada por Juli Guiu, vicepresidente de marketing dimitido?; ¿cuándo se regresará al Spotify Camp Nou?; ¿por qué hizo falta pagar una comisión multimillonaria en el contrato con Nike? Preguntas todas delicadas que será más sencillo responder cuando un equipo de adolescentes es tan bueno que es capaz de distraerte de todo.