El mago Yamal

Gol sur

El mago Yamal

Cuando el sol da por fin una tregua y el día termina en Podor, una pequeña ciudad del norte senegalés de un puñado de miles de habitantes, los jóvenes se arremolinan cada atardecer delante del río Senegal, la frontera natural entre el país subsahariano y su vecina Mauritania. En cuanto se va la luz, deslumbra la juventud. Decenas de chicos pasean bajo la sombra de los árboles que trenzan el paseo, se bañan junto a la orilla o charlan de la vida, el futuro o el fútbol mientras miran de reojo y sonríen vacilones a las chicas que chapotean o lavan la ropa un poco más allá. En un lugar como Podor, donde el tiempo se mide en lluvias y buenas o malas cosechas, hay pocas alternativas de ocio más, así que el paseo frente al río es una de las pocas formas de filtrear lejos de la mirada censora de los adultos.

El paseo también es un respiro para un forastero como el que escribe que, agotado tras todo el día bajo un sol inclemente, cierra el día echándole el diente a unos mangos frescos (ya me disculparán, en Podor, tierra musulmana, no venden cerveza fría en los colmados), y una buena forma de tomarle el pulso al estado de ánimo culé. Y de paso constatar el milagro.

La ilusión barcelonista se apoya en el pie izquierdo de un niño capaz de ilusionar a los culés de medio mundo

Porque es milagroso que se te acerquen dos amigos adolescentes en un rincón perdido de Senegal, uno vestido con la camiseta de Brasil y el otro con la del Madrid, y el primero haga callar al merengue cuando este saca pecho por el fichaje de Mbappé. “¡Y qué! Vosotros tenéis ahora al francés, pero nosotros tenemos a Lamine Yamal”.

La ilusión del club catalán se apoya en el pie izquierdo de un niño capaz de ilusionar a los culés de medio mundo. Eso es la magia.

El blaugrana Lamine Yamal con el trofeo a 'mejor jugador joven' de la pasada Eurocopa

El blaugrana Lamine Yamal con el trofeo a 'mejor jugador joven' de la pasada Eurocopa

EFE

Delante, el Barça tiene a un club blanco eufórico, vencedor de la última Champions League y de la Liga, con un equipo joven y preparado, con su insoportable estrella brasileña ya madura, otro crack brasileño en camino, un inglés confirmado como estrella mundial, y encima ha fichado al mejor delantero del planeta para marcar una época. Vinícius, Endrick, Bellingham, Mbappé al frente de una escuadra de guerreros capaces de ganar sin parar. Qué locura.

Ese contexto empujaría irremediablemente a la depresión culé. A prepararse para una travesía por el desierto que rememorara la sequía de títulos de tiempos de Gaspart o la decadencia post-Bartomeu. Y solo ha hecho falta la explosión de un chaval tímido de Mataró con raíces africanas para que un joven senegalés vestido con la verdeamarelha crea que el Barça, otra vez, es capaz de todo. “Y vamos a fichar a Nico Williams, que son amigos”, repetía el chaval.

La magia es una ilusión: es hacer creer que todo vuelve a ser posible en el Barça. El mago se llama Lamine Yamal.

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