El barcelonismo sociológico

Por la escuadra

El barcelonismo sociológico

La capacidad de autodestrucción del barcelonismo no conoce límites ni lógica posible. La temporada pasada, a estas alturas, el Barça ya hacía un par de semanas que había encajado la primera gran decepción. La eliminación de la Champions era irreversible. Un revés digno de preocupación y análisis, de críticas y ruido. Hoy, el Barça ha jugado 17 partidos: 13 de Liga y 4 de Champions. Ha perdido dos. El primero hirió el orgullo del barcelonismo porque fue contra el Madrid; el segundo fue en la Champions para despojar las carencias del equipo. Ni el uno ni el otro han condenado al Barça en ninguna de las dos competiciones. Nada definitivo. Pero he ahí el factor sorpresa de la capacidad de autolesión del barcelonismo y del entorno. Cuando parece que, por guion, no tocaría, se pone en marcha un tsunami de críticas y garrotazos dirigidos a hacer tambalearse al pilar que sostiene el equipo, el entrenador. Ahora resulta que Xavi no vale. Las dos derrotas pesan mucho más que 12 victorias y 3 empates. Porque ahora también resulta que las victorias no son todas válidas. Se ve que las remontadas agónicas o los goles en el tiempo añadido son indignos del Barça. Ni la épica ni la supervivencia que lucen orgullosos en Madrid, por ejemplo. Aquí, no. Aquí, el barcelonismo acepta los puntos de la victoria de mala gana mientras se autoflagela por no haber completado una perfecta oda al fútbol. Nada de permitirse aquel éxtasis del gol en el último suspiro. Aquí, no. Ahora resulta que Xavi se equivoca en prácticamente todo. O aún más, toma decisiones sin criterio. Todo aquello de hacer emerger a Balde, Fermín, Lamine Yamal, Marc Guiu...de todo aquello, nada. Aquello de convencer a cracks como Lewandowski o Gündogan de venir al Barça, nada. Ahora Xavi ya no sirve. No hace una buena gestión de los jóvenes, no sabe exigir a los veteranos, se está cargando al vestuario. El título de Liga y el de la Supercopa, con baño incluido al Madrid, ya han quedado en el olvido. ¿Quién recuerda ya que el Barça había perdido los cinco clásicos anteriores a la llegada de Xavi y que en estos dos años ha ganado seis? Hace medio año que acabó la anterior temporada, pero el palmarés ya no vale y todo es culpa de Xavi. No está lo bastante enfadado tras el mal juego del equipo, es demasiado crítico con la prensa y demasiado poco autocrítico. Seguramente ya no debe ser ni del Barça. ¿Y quién sería el escogido para mejorar este desastre que está haciendo Xavi? Ojo, un técnico que pueda venir. No nos hagamos trampas al solitario, que sabemos quién es el técnico que aplasta a Xavi en las absurdas comparaciones. Pero él no volverá, vaya. Quemarlo todo es catártico. El fuego purifica y permite abrir nuevas etapas. Pero abusar del incendio resta efectividad al recurso y jugar a ser pirómano tiene un elevado riesgo de acabar con alguna parte chamuscada.

La capacidad de autodestrucción del barcelonismo no conoce límites ni lógica posible

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Xavi Hernández habla con Robert Lewandowski en la Ciutat Esportiva del Barça, en una imagen de archivo

Enric Fontcuberta / EFE
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