De estar en la última posición en el selecto pelotón de delanteros de los que dispone Xavi en el Barça, descontado de la competencia al final del mercado estival Aubameyang, Memphis ha pasado a rozar el podio de titulares de la vanguardia barcelonista tras su brillante actuación contra el Elche, en que firmó uno de los goles más espectaculares de la jornada. En un reverso de pívot de baloncesto, que hubiera firmado el mejor Audie Norris, el holandés llevó al césped del Camp Nou aquello que aprendió en las calles de su Moodrecht natal. Antes que con apenas diecisiete años un ex culé como Cocu lo hiciera debutar en el PSV Eindhoven.
Tras un paso frustrante por el Manchester United, donde su anarquía no acabó de acoplarse con el ritmo frenético de la Premier League, y tras volver a reivindicarse en una liga menos exigente como la francesa, donde le peleó a Mbappé el ser el máximo goleador del campeonato, dejó el Olympique de Lyon, para ser reclutado por Ronald Koeman dentro de un Barça de mínimos. A pesar de llegar a coste cero, su salario es uno de los más bajos de la plantilla. Su confianza con el exseleccionador neerlandés y el deseo, incumplido, de poder jugar al lado de Messi, pesaron más que ofertas mucho más cuantiosas que le podían devolver por la puerta grande al futbol inglés.
Memphis no es un nueve puro. Más bien es un ocho y medio, al que le gusta descolgarse por el costado izquierdo del área donde sabe sacar partido a su facilidad de desenvolverse en espacios reducidos y esto es oro para un equipo como el Barça acostumbrado a enfrentarse a rivales que se atrincheran en su propio campo. En esa posición puede convertirse en un complemento ideal para Lewandowski, como ese segundo goleador que necesita todo equipo para no fiar el gol a una sola carta, por muy fiable que sea la del polaco.
Si Messi tuvo de lugarteniente a delanteros del calibre de Eto’o, Villa o Suárez, entre otros, Depay puede formar una pareja indiscutible con Lewandowski, mientras Ansu Fati no recupera el ritmo deseado.
Por paciencia no será para Memphis, un tipo peculiar, que ocupa en solitario su lujosa vivienda en el golf de Sitges, acompañado de sus perros, una pareja de Chow-Chow con los que le gusta entrenar como si fueran implacables marcadores. Aunque para mascotas el cachorro de león que adquirió cuando vivía en Lyon y que se tatuó en la espalda. No cabe duda que es un delantero especial.