Messi protege el liderato del Barça con obras maestras a balón parado
Barça, 4 - Celta, 1
El argentino asume el peso de un Barcelona que sufre para desencallar el partido ante un Celta improductivo
Con la ejecución de un penalti y dos soberbios goles de falta directa, Messi ha recuperado el liderato para un Barcelona indefinido y apesadumbrado hasta que en la segunda parte ha asegurado la victoria. El argentino ha vuelto a brillar y a asumir todas las responsabilidades de un equipo muy reformado que ha jugado con la losa de los últimos resultados.
Después de dos tropiezos, en el Campo del Levante y contra el Slavia de Praga en el Camp Nou, Valverde ha practicado significativos movimientos en la alineación. El técnico ha presentado una defensa inédita, con Umtiti en su segunda aparición del curso, y Junior Firpo después de siete encuentros de ausencia.
Cambios también en el centro del campo, donde Sergi Roberto ha oficiado como medio centro en el lugar de Busquets, suplente, con Frenkie de Jong y Arthur en los interiores. Incluso la delantera ha agitado el entrenador en busca de buenas sensaciones contra la perniciosa dinámica del juego del equipo azulgrana.
En este sentido, Ansu Fati ha pasado por delante de Dembélé en las preferencias de Valverde para el extremo izquierdo, en tanto Luis Suárez, recién salido de una lesión, ha dejado el puesto de delantero centro para Griezmann.
Llegaba el Celta al Camp Nou con entrenador nuevo y con el cartel de equipo menos realizador del campeonato, con 6 goles, una desdicha compartida con el Espanyol. Lógicamente, Òscar Garcia Junyent no salió a mejorar esta estadística, sino a empezar la casa por los cimientos, con una defensa de tres centrales.
Óscar García debutó en el Camp Nou con una defensa de tres centrales
Arrancó el Barça con la tónica de las últimas semanas. Un equipo presionado por los acontecimientos y con la sensación de cierta improvisación táctica, más acusada por la reforma estructural del centro del campo. Mientras los azulgrana intentaban encontrar su lugar en el partido, el rigor del Celta en la medular le permitía mantener el centro de gravedad del partido lejos de la portería de Rubén Blanco.
Al Levante le bastó el entusiasmo y la dosis extra de adrenalina de las gradas para desdibujar a una Barça que no consigue disimular su fragilidad. El Slavia plantó cara en el Camp Nou con la fe y los kilómetros como mejores argumentos. El Celta, con la motivación asociada a la llegada de un nuevo técnico se trabajaba bien el partido.
Ni siquiera Valverde veía un panorama alentador cuando en el minuto 20 decidió intercambiar las posiciones de De Jong, que pasó al medio centro, y Sergi Roberto. Acto seguido, y no fue producto de este cambio, Aidoo interrumpió imprudentemente con el brazo levantado un centro de Junior desde la línea de fondo. Antes de ejecutar el penalti Messi tuvo que aguardar a que se efectuara un cambio.
Los primeros cambios tácticos de Valverde llegaron en el minuto 20 al intercambiar las posiciones de De Jong y Sergi Roberto
Semedo se retiró lesionado en el sóleo y entró Busquets, con lo que Roberto se trasladó al lateral derecho, su tercera demarcación en 23 minutos. Todo juega en contra de la estabilidad en este Barça, excepto Messi, que transformó el penalti engañando a Rubén Blanco.
Intenta tirar del carro el crack argentino, aunque tenga las ruedas cuadradas y deba que hacerlo en solitario.
Acosado por dos adversarios y carente de apoyos en el centro del campo, Leo extravió un balón en el centro del campo. Persiguió al rapaz, Pape Cheikh por la vertical y, a juicio del árbitro, acabó cometiendo falta. Una falta discutible que motivo una amonestación todavía más discutible para el argentino.
Lucas Olaza, un defensor, ejecutó el lanzamiento al estilo Messi. Con la zurda, salvando la oposición de la barrera y la estirada estéril de Ter Stegen. Afortunadamente para el Barça, no tuvo tiempo de deprimirse todavía más por el gol del Celta y protagonizó una reacción inmediata cuando Arthur fue derribado después de una larga carrera en solitario en dirección a portería.
Una distancia de más de 24 metros separaba el balón, plantado, del marco del Celta. Un trayecto imposible para la inmensa mayoría de los lanzadores, un reto habitual para Messi. Su lanzamiento, soberbio, con la potencia precisa y la trayectoria exacta, superó la valla y con el efecto se incrustó en la red lateral. El portero no tenía otra opción que aplaudir, y el Camp Nou, a falta de cualquier otro estímulo, estalló en gritos: Messi, Messi, Messi… Sólo Messi. La primera parte había entrado en tiempo de prolongación, con lo que fue uno de aquellos goles a los que se atribuyen beneficios psicológicos.
Los retoques de Valverde, sin embargo, prosiguieron. En el descanso el técnico retiró a un desacertado Ansu Fati para introducir a Dembélé. El francés se ocupó del extramo derecho, Griezmann pasó al ala contraria y Messi se situó como falso nueve.
Arrancó inspirado Dembélé, con una acción individual que incluyó dos recortes en el área y un remate venenoso, aunque ligeramente desviado. Pero quien tuvo que sostener al equipo, un poco más desenvuelto en la segunda mitad, fue el de siempre. Y, de nuevo, concediendo la gloria a un balón inerte, producto de un derribo a De Jong a 22 metros de la portería rival. Concentrado, Leo repitió el ritual de las faltas y replicó la trayectoria demoledora del gol anterior.
Aunque el Celta intentó reivindicarse con algunas aproximaciones, su disposición no le permitía llegar al territorio de Ter Stegen con la adecuada cantidad de hombres, con lo que su oportunidades se disolvían en el momento de la verdad.
El Barça había cubierto el expediente sin apenas elaboración. Sólo con Messi, sólo a balón parado. Pero el marcador le concedió el desahogo necesario para intentar disfrutar un poco del fútbol y curarse parcialmente de la parálisis.
La cartulina amarilla que vio Sergi Roberto le impedirá jugar el próxima partido ante el Leganés
Faltaban todavía adversidades, como la amarilla que impedirá a Sergi Roberto –y Semedo está lesionado- jugar en Leganés por acumulación de amonestaciones. O la pelota que Griezmann estrelló en el cuerpo del portero en un mano a mano contra Rubén Blanco, una acción que desencadenó un gesto de desaprobación de Messi, que pedía la pelota.
Con el partido descosido y sin posibilidades de cambiar de sino, Busquets capturó un rechace en la frontal y se vio obligado a disparar. No tenía alternativa. El remate era tan obligado que, como ocurrió, estaba predestinado a convertirse en gol. El primero del centrocampista de Badia. El último de un Barça más messidependiente que nunca.
Ficha técnica
4 - FC Barcelona: Ter Stegen; Semedo (Busquets, m. 23), Piqué, Umtiti, Junior; Sergi Roberto, De Jong, Arthur; Messi, Griezmann (Luis Suárez, m. 73) y Ansu Fati (Dembélé, m. 46).
1 - Celta: Rubén; Aidoo, Araújo, Olaza; Hugo Mallo, Beltrán, Pape Cheikh (Gabriel Fernández, m.81), Lobotka (Denis Suárez, m.76); Juncá; Aspas y Sisto (Brais Méndez, m. 64).
Goles: 1-0, m. 23: Messi, de penalti. 1-1, m.42: Olaza. 2-1, m. 45+1: Messi. 3-1, m. 48: Messi. 4-1, m. 85: Busquets.
Árbitro: Guillermo Cuadra Fernández (Comité Balear). Amonestó a los locales Umtiti (m.25), Messi (m.40), Sergi Roberto (m. 53), Busquets (m. 88) y a los visitantes Fran Beltrán (m.45).
Incidencias: Partido de la decimotercera jornada de LaLiga Santander disputado en el Camp Nou ante 71.209 espectadores.