Veinte kilómetros de líneas telefónicas especiales, cien cabinas, 300 teléfonos con líneas exclusivas para telefotos, la sala de prensa instalada en el entonces flamante Palau d’Esports de la calle Lleida, una caravana de 1.300 personas, autocares de aficionados que se trasladaron desde Bilbao, Castellón, Huesca y numerosas zonas de Catalunya... La llegada del Tour de Francia a Barcelona el viernes 12 de julio de 1957, la primera de la historia, fue un acontecimiento ciudadano. Todo acompañado de actuaciones artísticas, como la del cuarteto mímico de los Frères Jacques o la acordeonista Yvette Horner... Barcelona se quedó boquiabierta con el Tour, un mito del deporte mundial que aterrizaba en la ciudad e inundaba las calles de mensajes publicitarios, con la festiva caravana de 150 vehículos decorados, las pizarras que instaló Canals & Nubiola para seguir las primeras etapas, la organización respaldada por Cinzano...
La visita del Tour de 1957 se extendió durante tres días. Primero, una etapa de Perpiñán a Barcelona, con un recorrido por Figueres, Girona y un baño de luz y mar por Calella, Arenys, Mataró, Badalona... hasta el paseo Colom y la ascensión a Montjuïc por Miramar. La meta se emplazó en el interior del Estadi.
La primera llegada de la Grande Boucle a Barcelona en 1957 fue un acontecimiento ciudadano total
Al día siguiente, por la tarde, se disputó una contrarreloj individual de nuevo en Montjuïc (ganó Jacques Anquetil, que ya era el líder) y, finalmente, el domingo 14 de julio el Tour partió de Barcelona hacia Ax-les-Thermes, con control de salida en la plaza Catalunya para dirigirse por Montcada, Granollers, La Garriga, Vic, Ripoll, la collada de Toses, Puigcerdà y regreso a Francia por Bourg-Madame.
La contratación del Tour se elevó a 1,2 millones de pesetas, contó con una subvención del Ayuntamiento de Barcelona y la Diputación Provincial de un cuarto de millón y se financió fundamentalmente con las entradas que se vendieron, tanto para tener plaza en el Estadi (15 pesetas la general y 150 la tribuna, más 72 palcos especiales a 750) como para seguir las etapas en el circuito de Montjuïc, al que se cerraron todos los accesos para asegurarse la máxima recaudación. Como comparación, las entradas para la final de Copa de Montjuïc (Barça-Espanyol), un mes antes, fueron más caras: de 20 a 200 pesetas.
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Una imagen de los ciclistas en la avenida Maria Cristina de Barcelona, en el Tour del 2009
La segunda gran visita del Tour llegó en 1965 y también se extendió tres días, pero fueron dos etapas y un día de descanso entre ambas. El 2 de julio se disputó la histórica jornada de Ax-les-Thermes a Barcelona, de nuevo con final en Montjuïc, idóneo para llenar la caja. Fue apoteósica la expectación por toda la geografía catalana al correrse la voz: José Pérez Francés había atacado en los primeros kilómetros y se disponía a resistir los 240 de la etapa en solitario. El trazado fue básicamente el mismo de 1957, pero en sentido contrario, entrando por Bourg-Madame y pasando por Toses y el resto de las poblaciones citadas. Ya en Montjuïc se dieron tres vueltas al circuito y Pérez Francés culminó la gesta con casi cinco minutos de ventaja. Aquel Tour tenía al italiano Felice Gimondi como líder y dominador. Los ciclistas se repartieron por los hoteles de Barcelona para descansar el sábado 3 de julio (Raymond Poulidor, muchos años más tarde, me recordaba que nunca había pasado tanto calor como en aquella habitación de la Rambla que le correspondió) y al día siguiente la carrera se dirigió de Barcelona a Perpiñán. De nuevo con concentración de salida en la plaza Catalunya para dirigirse por la Gran Via y las Glòries hacia Badalona, seguir la costa hasta adentrarse hacia Girona y finalmente atravesar la frontera por Llançà y Portbou.
La tercera visita del Tour es más reciente. Fue en el 2009 con dos etapas. Primero de Girona a Barcelona, el 9 de julio, en un día de lluvia torrencial que no impidió la gran aglomeración de público en las carreteras. Una primera parte por la costa (Sant Feliu, Tossa, Blanes, Arenys...) hasta adentrarse por Collsacreu hacia Sant Celoni y Granollers, luego Badalona y entrada en Barcelona por la rambla Guipúscoa, descenso hasta la Ciutadella, subida por el Paral·lel y meta en la avenida del Estadi. Con el suizo Cancellara en el liderato, ganó el noruego Hushovd. Al día siguiente, de Barcelona hasta Andorra, con altos puntuables en Montserrat, Solsona, Port del Comte, y de ahí hacia La Seu, para finalizar en el alto de Arcalís, donde Alberto Contador, luego vencedor en París, empezó a abrir diferencias.