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A Vingegaard no le sobra ni un segundo

Análisis

El Tour se gana por segundos o por minutos, pero también por golpes morales, pequeñas victorias parciales que anuncian días de gloria futura. En el día del 95 aniversario de Federico Martín Bahamontes, ganador en aquel Puy de Dôme en blanco y negro de 1959, en el mismo escenario donde aún deben resonar los ecos de las motos que escoltaron a Jacques Anquetil y Raymond Poulidor en 1964, esta vez los protagonistas eran un danés y un esloveno. Y no desmerecieron lo más mínimo. El ciclismo se reinventa constantemente y los campeones del presente relevan a los del pasado.

Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard durante la última ascensión en la novena etapa

PAPON BERNARD / Reuters

Vingegaard, de nuevo, tuvo que ceder ante Pogacar. Fueron apenas 8 segundos, porque la defensa del líder fue de mérito, pero que dejan ahora la distancia en la general reducida a 17 y colocan un cartel anunciador de venideras jornadas palpitantes en todos los rincones de Francia. ¡Qué terrible subida es el Puy de Dôme! Qué lástima que haya pasado 35 años clausurada y que grandes campeones como Indurain, Pantani o Contador no tuvieron que enfrentarse a este coloso volcánico. En cualquier caso, qué fantástica batalla despliegan los dos protagonistas de este cara a cara apasionante del Tour 2023.

Una vez más la escolta de Vingegaard exhibió superioridad, incluso el Ineos con el excelente Carlos Rodríguez mostró más potencial que el UAE, pero Pogacar, por el momento, no echa en falta a nadie. Tiene la experiencia y las fuerzas para desarticular a su rival.

Cuando en 1964 Poulidor, por fin, logró descolgar a Anquetil en las rampas finales del Puy de Dôme consiguió un botín de 42 segundos. Pero se quedó a 14 del liderato. Esa fue la información que pidió Anquetil apenas atravesada la línea de meta: “¿Cuánto?” Y su director, Geminiani, le contestó: “Aún tienes 14 segundos sobre Raymond”. Entonces Anquetil esbozó una sonrisa y soltó la respuesta de los campeones: “¿14? Me sobran 13”. Es muy dudoso que en la situación actual Vingegaard pueda decir, ni pensar siquiera, que le sobran 16 segundos.