Lo más fácil hubiera sido plegar velas, abandonar el barco, hacer balance, felicitarse por la trayectoria y vivir de unos recuerdos maravillosos. Lo más fácil y lo más comprensible. Era el tiempo de las retiradas de la selección. Los hermanos Gasol se despedían, como antes habían hecho ilustres de la talla de Navarro o Felipe Reyes. Se había cumplido el ciclo olímpico con la derrota en los cuartos de Tokio y nadie le habría puesto un pero, al menos con lógica, si Sergio Scariolo hubiera finalizado su excelente etapa al frente del equipo español. Pero el italiano, debajo de esa imagen de bon vivant y de pelo engominado, es un luchador y un sabio. A sus 61 años sumó en este Eurobasket su octava medalla con España, la quinta de oro. Lo hizo convenciendo a un grupo de jugadores terrenales de que si formaban un equipo podían convertirse en extraordinarios. Día tras día, victoria tras victoria, sorpresa tras sorpresa, Scariolo fue acicalando su discurso, reforzándolo y basándolo en hechos reales. Hombre de detalladas disertaciones se trata de un trabajador sin desmayo, capaz de compatibilizar durante muchos años su desempeño en la selección con su tarea como técnico de clubs, ya fuera en Rusia, en la NBA o en Italia.
Obra maestra
El italiano creó un equipo campeón
con un grupo de jugadores irreconocible
Cuando se tiene el talento la función de un entrenador no siempre está en el primer plano pero cuando no se va sobrado la labor del estratega cobra aún más valor. Lo hecho por Scariolo en este Eurobasket es de sacarse el sombrero y de filmar un documental, ahora que están tan en boga en las plataformas. Con siete debutantes en una gran competición, con muchos jugadores de los que solían ser solo llamados para las ventanas de clasificación (Pradilla, Parra, Díaz, Brizuela…) y sin contar con hombres como Ricky Rubio, España supo sobrevivir. Se levantó ante cada envite, contra Lituania, Finlandia y Alemania, y se agigantó en la final frente a Francia.
¿A cuántos jugadores de esta selección reconocería usted en la cola del supermercado? Antes de empezar el Europeo seguramente solo a un puñado. Los hermanos Hernangómez, brillantes (qué final de Juancho), el incombustible Rudy Fernández, Garuba…Y después del torneo probablemente tampoco a todos. Pero estos señores son monumentales, maravillosos y tremendamente competitivos. Como nunca, España hizo lo de siempre. En 2019 fue campeona del mundo. Ahora reina en Europa, con una regularidad propia de la época en la que mandaba la Unión Soviética.
Lo hizo cuando en la Liga Endesa cuesta un mundo que se den oportunidades a los jugadores españoles, convertidos muchas veces en poco más que una obligación por cupo. Pero miren este Eurobasket, y miren todo el verano con un éxito tras otro en las categorías inferiores. En el momento menos pensado y cuando nadie daba un duro por ellos Scariolo obró una obra maestra.