Lewandowski vuelve a cosechar

Por la escuadra

Lewandowski vuelve a cosechar

Una victoria muy profesional, sin concesiones a la pirotecnia, coloca al Barça con seis puntos en los dos primeros partidos, o lo que se entienda por partidos en el mes de agosto. Derrotó sin apenas problemas a una lamentable versión del Athletic, que todavía no ha salido de los fastos de la temporada anterior y se aboca a un infierno de calendario antes del parón internacional. Le vendrá de perlas. Por ahora es ­débil en todos los aspectos del juego: indisciplina defensiva, desatenciones constantes, inane en el mediocampo y dependiente de alguna ocurrencia de Nico Williams, que dejó un par de detalles, pero no estuvo en plan ganador. No fue el imparable delantero de la Eurocopa. La parroquia azulgrana de Montjuïc, tan veraniega como el tono del encuentro, silbó a Nico, se supone que por rechazar la oferta del Barça. En cambio, Dani Olmo la aceptó y vio el partido desde la grada. El Barça, que pagará 60 millones por Olmo, no logra inscribirle. Con menos argumento que ése, Esteso y Pajares se forraban en los años ochenta.

El aspecto más notable del Barça fue su insistencia. Le faltó vuelo y soltura, pero dejó claro que, tarde o temprano, ganaría el partido, uno de esos que saben a gloria por el resultado, aunque se pierden instantáneamente en el rincón más oscuro de la memoria.

Lo más notable del Barça fue su insistencia: dejó claro que, tarde o temprano, ganaría

A la vista de la situación del equipo y del club, el barcelonismo tiene razones para disfrutar del momento. Medio equipo está lesionado, el fichaje estrella no puede jugar por razones administrativas y los aclamados fichajes del pasado año –Gündogan, Romeu, João Félix, Cancelo y Vítor Roque– ya no figuran en la plantilla. Solo permanece Iñigo Martínez, cuyo futuro en el Barça sigue sin despejarse. El pasado año se presentó a esos jugadores como el certificado de garantía del serio proyecto del club. Un año después se buscan la vida en otras latitudes, síntoma inequívoco de lo fugaz y etéreo que todo resulta en el Barça, donde cada día se inaugura el mundo.

Ahora lo dirige Hansi Flick, un alemán que actúa como se espera de un alemán, con los pies en el suelo, sin mensajes grandiosos y promesas incoherentes. Utiliza lo que tiene, que en estos días es sustancialmente la chavalería, y capea sin rechistar el calendario de agosto, entre lesiones, calores y noticias que agitan el entusiasmo culé por la mañana y desaparecen por el sumidero de la noche.

LaLiga jornada 2 FC Barcelona- atlétic de Bilbao

Lamine Yamal se marcha de Nico Williams

Xavi Jurio

El Athletic no fue rival para este Barca que no enamora, ni lo pretende. Ya le llegarán mejores tiempos, cuando vuelvan algunos titulares indiscutibles, se ajusten los más jóvenes y los resultados acompañen. Mientras tanto, Lewandowski parece rejuvenecido con respecto a la temporada anterior. Marca los goles que, por estadística, se corresponden con su trayectoria, más en sus tiempos en el Borussia Dortmund que en los del Bayern Munich, y sostiene los números del equipo.

El delantero polaco estaba peleado con el mundo y es probable que con su entrenador. Esta temporada ha empezado con goles y optimismo en los remates. Marcó el gol de la victoria, estrelló contra el palo un delicioso remate y exigió de Padilla, el joven portero del Athletic, una excelente parada en el segundo tiempo. Lewandowski no deslumbra al personal. De eso se ocupa Lamine Yamal, que todavía no está engrasado, pero espolvorea su ingenio aquí y allá.

El Barça del futuro, del inmediato futuro, dependerá en gran medida de Lamine Yamal. Sin embargo, el Barça de hoy, el del partido en Mestalla y el de la victoria sobre el Athletic, exige dedicación, eficacia y sortear lo mejor posible los obstáculos del calendario y de las incertidumbres que no cesan en el club. Tiempos, por tanto, para gente solvente con los números. Este agosto, Lewandowski.

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