El 800 se ha vuelto atómico

Juegos Olímpicos

El keniano Emmanuel Wanyonyi firma el tercer mejor tiempo de siempre en la carrera, en su conjunto, más rápida de la historia

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Wanyonyi se impuso a Arop sobre los cuadros 

JEWEL SAMAD / AFP

El 800 se ha vuelto atómico. Si esto son las dos vueltas, aquí se vuela. No hay táctica ni estrategia que no sea tirar y tirar. Con 13 hombres por debajo de 1m43s en 2024 y con un pelotón de nombres destrozando sus marcas e instalándose entre los mejores de la historia, la prueba se presentaba desencadenada. Por un lado el argelino Djamel Sedjati, una bala durante todo el año. Por el otro el keniano Emmanuel Wanyonyi. O el francés Gabriel Tual. Los tres en 1m41s este curso, amenazando ya el sideral récord que estableció en los Juegos de Londres David Rudisha (1m40s91).

Entre esa manada de guepardos se tenía que mover Mohamed Attaoui, que suele brindar finales explosivos y que había advertido de que por la tarde corría mejor que por la mañana, tras tener que exprimirse para pasar a la final.

El atleta de origen marroquí que se instaló en Torrelavega junto a su familia, tras hacer el padre de avanzadilla trabajando en la construcción, se había convertido en el segundo español en una final olímpica de 800 tras Adrián Ben. El gallego fue quinto en Tokio. Attaoui, que se entrena en Suiza, repitió puesto. Por delante, apretaba como un poseso el keniano Wanyonyi. Desde el primer metro el africano puso pies en polvorosa y en cierta medida recordó a la cabalgada de Rudisha doce años atrás. La carrera nunca tuvo tregua y el paso por el 400 (50s28) así lo demostró. 

El español Attaoui compitió de notable, terminó quinto y rozó el récord de España

Pero Wanyonyi no estaba solo. Se le enganchaba y camino del 600 se codeaba con él el francés Tual, lo que provocaba la explosión del Stade de France, aunque su caballo terminaría desfondado. Por detrás el argelino Sedjati buscaba un cambio que le dio para terminar tercero, y agazapados se mantenían el canadiense Arop y Attaoui, que apretaba los dientes para intentar tener opciones de podio en la recta final. No las tuvo realmente pero compitió de notable. En una carrera de nivel sobresaliente Wanyonyi terminaría ganando sobre los cuadros en un pulso mayúsculo con Arop, que venía como un tren. Por una sola centésima y a solo 28 del récord mundial.

A sus 20 años el keniano logró el tercer mejor tiempo de la historia (1m41s19) y tiene toda la vida por delante para ir a por el récord mundial. Los tiempos demostraron el nivel. Los cuatro primeros por debajo de 1m42s, algo que nunca había ocurrido. Todos menos el último por debajo de 1m43. El quinto puesto de Attaoui vino con una marca que rozó su récord de España (1m42s08). “Estoy muy contento, no he cometido errores, he hecho la carrera que quería pero me han faltado piernas al final ante unos rivales enormes. Es un resultado que me da confianza para seguir trabajando”, afirmó el español. De vértigo.

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