La maldición se repite. España chocó otra vez contra los imbatibles porteros alemanes. En el partido de fase de grupos, la selección española de balonmano se estrelló ante el arquero germano David Späth, que firmó 13 paradas. Y ahora en semifinales, los españoles volvieron a caer ante Alemania por culpa de su otro guardameta, Andreas Wolff, que detuvo un total de 22 disparos y se convirtió en la pieza clave que decantó la balanza a favor de la selección teutona. Tras un trabajado encuentro, los hispanos perdieron por un ajustado 25-24 y no lograron comprar el billete para la tan ansiada final de los Juegos de París. Como en Tokio 2020, tocará luchar por el bronce.
Andreas Wolff detuvo 22 de los 45 disparos recibidos por España
España arrancó mal en el pabellón Pierre Mauroy. A Jordi Ribera no le gustaba lo que veía . “Más duros en los choques, que no nos arrastren”, gritaba a sus jugadores. 6 minutos y 15 segundos tardaron los hispanos en superar el muro alemán (3-1). Delante suyo se encontraban a un obstáculo mayúsculo, con nombres y apellidos: el guardameta Andreas Wolff. Con sus 1.98 metros de altura, paró cuatro balones antes de que los españoles estrenaran el marcador. Al final del primer tiempo, había detenido 11 tiros (cuatro desde los seis metros). Johannes Gola, uno de los defensores más duros del balonmano actual, tampoco lo ponía fácil.
A medida que avanzaba el tiempo, los hispanos se fueron reenchufando. Los de Jordi Ribera presentaban desequilibrios y continuidad en el juego. Alemania se impuso en el marcador durante toda la primera mitad (llegaron a avanzarse por cuatro tantos), pero nunca llegó a dominar el terreno. España se fue reencontrando con el gol y una aparición estelar de Pérez de Vargas en los últimos 30 segundos permitió un contrataque que Alex Dujshebaaev resolvió antes del sonido de la bocina. El electrónico marcaba 12 iguales y estaba aún todo por decidir.
La segunda parte empezó reiterando lo visto en el primer tiempo. Los hispanos tenían presencia, pero la selección teutona siempre iba un pasito por delante. No fue hasta pasado el ecuador que Imanol Garciandia equilibró la balanza en el luminoso 20-20 (min 46). Ian Tarrafeta cogió responsabilidad ofensiva firmando tres goles consecutivos y Dani Fernández aportaba velocidad en las ocasiones de contragolpe. Al otro lado, Renars Uščins pisaba fuerte con lanzamientos durísimos y Wolff seguía con su actuación de ensueño: el arquero sumó 11 paradas más durante la segunda mitad.
Agustín Casado avanzó el partido para los españoles por primera vez 23-24 (min 52). A cinco minutos del final, los españoles mantenían esa puntuación. La victoria estaba cerca. Se podía oler la primera final olímpica del balonmano español. Sin embargo, el portero germano paró dos tiros desde los seis metros de Javier Rodríguez e impidió que la distancia en el marcador se ensanchará. El pívot Johannes Golla le besaba de la emoción. Y Alemania logró avanzarse por un tanto. Quedaba un minuto, con el electrónico en 25-24 a favor de la selección germana. Agustín Casado intentó darle la vuelta en el último minuto, pero la bola no entró. Wolff acabó el encuentro habiendo parado 22 de los 45 disparos españoles, una efectividad bajo palos del 49%.
Alemania competirá en la gran final contra el ganador del Eslovenia-Dinamarca que se juega esta noche a las 21.30 h. Los daneses fueron plata en Tokio y los autores de batir a España en las semifinales de los Juegos pasados por 23-27.