Cuando apareció Celine Dion, en el centro de la Torre Eiffel mientras llovía a mares en París, pensé que arrancaría a cantar la banda sonora de Titanic. Y no. Sacó a Édith Piaf de la memoria de la chanson y , con un chorro de voz que actuó sobre los músculos erectores de los pelos de los espectadores, se nos puso la piel de gallina. Celine Dion hizo una recta final de la inauguración que elevó la ceremonia con una interpretación inolvidable. Esos tres minutos y treinta tres segundos de canción sitúan a Celine Dion a la altura de los tambores y coreografías de Pekin 2008, de la actuación de la Reina de Inglaterra con James Bond en Londres 2012 o, por supuesto, del original encendido del pebetero de Antonio Rebollo en Barcelona 1992.
La cantante quebequesa versionó l’ Hymne à l’amour, una declaración de amor total de Édith Piaf en la ciudad del mundo donde tienes la permanente percepción que aparecerá un pesado persiguiéndote con un acordeón. Pablo Simonet y Pili Campoy, dos olímpicos argentinos, llevan el acordeón incorporado. Se conocieron hace casi nueve años, como no podía ser de otra manera en París, y ha sido precisamente en los Juegos donde Pablito, dos días antes de la inauguración paseando por la villa, se apartó del grupo de deportistas donde estaba su novia y frente a ellos clavó la rodilla derecha en el suelo y le mostró el anillo de compromiso. Le ciel bleu sur nous peut s’effondrer, et la Terre peut bien s’écrouler cantaría Piaf. Me cuenta el jugador de balonmano argentino que no dudó que ella le daría el “sí”. Después se fueron a pasear solos, emocionados, para fotografiarse en los anillos olímpicos de la Villa, como ya hicieron en los JJ.OO. de Río 2016. Muestra Pablito un tatuaje de los cinco anillos en el tríceps, Pili lo tiene cerca de una mano.
Pablito se apartó del grupo donde estaba su novia, clavó la rodilla y le mostró el anillo
“No lo sabía nadie, absolutamente nadie, a pesar de que la idea se me ocurrió hace cinco meses. Tuve que esperar a las listas de convocados para saber si estaríamos los dos.... Diez días antes, por ansiedad, se lo conté a mi hermano”.
Anda feliz Pablito por la villa olímpica. “Jamás pensé en el “no”” confiesa a La Vanguardia . “Habíamos hablado de casarnos pero ella no se lo esperaba. En cambio para mí era un momento precioso para hacerlo”. Tanto es así que ya tienen fecha de boda: diciembre de 2025 en Argentina donde piensa llevarse a sus amigos europeos para que disfruten de la fiesta que prepararán. Peu m’importe si tu m’aimes, je me fous du monde entier - seguiría cantando Édith Piaf.
Mientras, Pili Campoy continuará jugando en el Sanse Complutense de Madrid a hockey y Pablito Simonet cumplirá contrato en el Balonmano Cuenca de la Liga Asobal. A sus 32 años afirma que, cuando se agota del balonmano, se entrega al futbol. “Soy del Barça, un poco del Inter de Miami, me entusiasma el Manchester City de Guardiola pero sobre todo soy hincha de River”. Su ídolo es Messi. Muestra en su instagram la primera foto, clavada desde marzo de 2013, donde se le ve con Messi. “A todo aquel al que le gusta el fútbol sabe que Leo es lo más grande que ha ocurrido en la historia”.
En estos JJ.OO. a Los Gladiadores (así se les llama en Argentina) les ha tocado un grupo terrible junto a Noruega, Dinamarca, la anfitriona, Francia (tres de los favoritos), Hungría y Egipto. Pasan cuatro. Ayer debutaron con lógica derrota frente a Noruega (36-31). Mientras, por la villa de atletas siguen paseando convertidos en celebridades, felicitados por quien les reconoce. “Fue lindo, rodeado de amigos y en un sitio inolvidable”.
Imagino que ahora sonará el acordeón. Por si acaso salgo en estampida. Y ellos, felices, han dicho que “sí”. Mon amour, crois-tu qu’on s’aime? Dieu réunit ceux qui s’aiment - remataría a grito pelado Piaf.
Sigue lloviendo en París.