Sin novedad en Wembley

Por la escuadra

Sin novedad en Wembley

Sin novedad en Wembley. Como se pronosticaba, el Real Madrid derrotó al Borussia Dortmund en la final de la Copa de Europa y añadió una muesca más a su impresionante cinturón de éxitos. Ya son 15 y nada indica que la colección no aumente. Es la fiebre que le alimenta desde 1955, año de inauguración de un torneo que invitaba a más dudas que certezas. “Quién iba a pensar que aquella copita se convertiría en esto”, comentó mucho tiempo después Alfredo Di Stéfano, gran factótum del equipo que ganó las cinco primeras ediciones. Aquella competición, despreciada por los ingleses en primera instancia, ha transformado al fútbol en lo que es, una formidable industria impregnada hasta los huesos de intereses económicos, políticos, sociales y tecnológicos. El Madrid lo entendió antes que nadie y agarró desde el primer momento un relato que no le abandona.

Las seis últimas finales se habían resuelto por un gol de diferencia. Las ­cuatro anteriores a Wembley terminaron con idéntico resultado: 1-0. En términos estadísticos se puede considerar que la victoria del Madrid fue cómoda. Nada de milagros en el último minuto ni de explicaciones esotéricas, si no fuera porque el primer gol lo marcó Carvajal de cabezazo inapelable, aprovechando el envío de Kroos desde el córner. El más bajo de los titulares del Madrid (1,72 ­metros), lateral derecho para más señas, se impuso en la típica jugada que los ­alemanes han dominado toda la vida, salvo que Puyol y su célebre gol en el Mundial de Sudáfrica digan otra cosa.

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Carlos Novo
01 June 2024, United Kingdom, London: Real Madrid's Luka Modric lifts the trophy as the team celebrates winning the UEFA Champions League final soccer match against Borussia Dortmund at Wembley Stadium. Photo: Tom Weller/dpa

Hasta ese momento, bien entrado el encuentro, el Madrid había rematado dos veces entre los palos. En el primer tiempo, no pasó por taquilla. El portero del Borussia fue un espectador privilegiado del brillante despliegue de su equipo, que borró del mapa al Madrid y exigió otro fenomenal capítulo de Courtois en las finales. Courtois, recuperado de una lesión de ligamentos que le apartó nueve meses del equipo, fue la última línea de defensa de un Madrid desbordado en todos los sectores del campo. Resistió el belga con tanta autoridad que el mantra comenzó a extenderse en el ambiente: vencerá el Madrid, no importa lo mal que juegue.

Se anticipaba la más sencilla de las finales. Favorito indiscutible, el Real Madrid. Víctima, el Borussia, quinto en su Liga, equipo que inspira una pasión irresistible en la cuenca minera del Ruhr, club de enorme mérito, pegado al suelo, obligado a detectar talentos antes que nadie y a venderlos por una fortuna en cuanto despuntan. ¿Ejemplos? Bellingham, Håland, Jadon Sancho, ­Isaak y Dembélé.

London (United Kingdom), 01/06/2024.- Toni Kroos of Real Madrid celebrates with the fans after winning the UEFA Champions League final match of Borussia Dortmund against Real Madrid, in London, Britain, 01 June 2024. Real Madrid wins their 15th UEFA Champions League. (Liga de Campeones, Rusia, Reino Unido, Londres) EFE/EPA/ADAM VAUGHAN

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ADAM VAUGHAN / EFE

Este Borussia no dispone de jugadores diferenciales, pero sí responde a sus viejas cualidades. Juega rápido, fuerte y bien. Alcanzó el área del Madrid con tanta frecuencia que provocó una mezcla de asombro y resignación.

Desaprovechó las oportunidades, remate al palo incluido, y dejó el partido donde suelen dejarlo los rivales del Madrid en las finales. Liberado del sofocón de la primera parte, el Madrid equilibró el encuentro, sin excesos en el juego, pero con la historia como garantía de éxito. En Wembley ganó su novena final sucesiva. Todas desde 1998.

El cabezazo de Carvajal puso la proa al partido. El Borussia había comenzado a dar señales de fatiga física y mental. Un minuto antes del gol, el honorable Reus ingresó por el joven y veloz Adeyemi, que había causado estragos en la defensa del Madrid. Se entendió mal la decisión de Terzic, el técnico del Borussia. Marcó Carvajal y pronto quedó claro que el equipo alemán necesitaba adeyemis con chispa y no veteranos desgastados.

Courtois pasó de protagonista a espectador vigilante en los últimos 20 minutos. De sellar la final y pedirse el Balón de Oro se encargó Vinícius. Marcó en París hace dos años y repitió en Londres. Nunca había disputado el Real Madrid una final en Wembley. Primera visita, primera victoria. Un océano de títulos le separa de los demás en Europa.

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