Rutinas agridulces

Por la escuadra

Rutinas agridulces

Incapaces de definir los cánticos de Montjuïc, los asistentes al Barça-Rayo se entretienen en un fratricidio recreativo y sintomático. ¿Qué cantan? Dos versiones: “¡Xavi, sí; ¡Laporta, no!” y “¡Barça, sí; Laporta, no!” El foco cantor está situado en la grada de animación. Es una rémora perversa que el club ha potenciado desde una concepción propagandística de la militancia. La grada de animación es un monstruo que, en momentos de opulencia del juego y satisfacciones máximas, ordena el entusiasmo. En momentos más convulsos, en cambio, incluso los otros aficionados de la grada (los que no son turistas) los pitan para distanciarse y que la imagen de la propia división no sea fagocitada por los famosos “enemigos del Barcelona”. Así que, en la práctica, tanto cuando elogian a Xavi como cuando critican a Laporta no deberíamos darles la importancia que no tienen.

Es una confluencia de malhumores que Montjuïc acoge con el mismo cinismo con que permite que se haga la ola y se prostituya una liturgia de moral decadente. Es la expresión de un club atrapado por una melancolía y una pasividad rutinarias. Institucionalmente, el ruido que acompaña la inestabilidad del banquillo ha servido para disimular el escándalo provocado por la información, no desmentida, de El Periódico sobre las cuentas corrientes relacionadas con la cuadratura de los avales. ¿Podemos imaginar qué habría pasado si, en tiempo del Elefant Blau, hubiera emergido una noticia como esta atribuida a la directiva de Núñez?

El concepto “objetivo de mínimos” expresa perfectamente el tono de la temporada

Y, en el ámbito de la dirección deportiva, continúan los delirios del arrebato como única ideología, con alternancias de populismo y una continuada tendencia a la improvisación y la frivolidad. Xavi también participa en este espectáculo con un criterio volátil que no le favorece. Un criterio que ya no puede ampararse en la coraza de un barcelonismo de piedra picada. Entre los que no saben qué cantan y los que los reprueban también hay muchos culés fetén.

La victoria y el segundo lugar de la clasificación se asumen como un trámite que consolida lo que, con un eufemismo insólitamente preciso, denominamos “objetivo de mínimos”. Previamente al partido, Xavi preguntó a los periodistas si le notaban mala cara y uno de ellos observó que se había afeitado. “Me lo han pedido mis hijos”, respondió Xavi. Con todo lo que ha llegado a suceder durante la temporada, es fácil imaginar que en muchos momentos ha habido circunstancias familiares e íntimas que han influido en las decisiones del entrenador. En el fragor de la decepción y de la amplificación de la inquietud provocada por la vulnerabilidad del club (la famosa transparencia ha sido una auténtica estafa), las interpretaciones se han impuesto a las certezas. Puestos a hacer balance, a menudo hemos elegido el atajo de la hipótesis porque el club nunca ha sabido explicarse con una convicción comunicativa fiable. No ha sido una temporada fácil. La experiencia de Montjuïc, que durará unos cuantos meses más, ha propiciado un cambio en el apoyo de la afición que el club ha convertido en un ejercicio de avaricia desesperada y de temeraria desafección.

BARCELONA, 19/05/2024.- Un seguidor del FC Barcelona posa antes del inicio del encuentro correspondiente a la jornada 37 de Primera División que FC Barcelona y Rayo Vallecano disputan hoy domingo en el estadio Lluis Companys, en Barcelona. EFE / Enric Fontcuberta

Una imagen muy curiosa de ayer en Montjuïc

ENRIC FONTCUBERTA / EFE
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