La snowboarder de Almoster vuelve a la competición mañana sábado en la primera cita del Freeride World Tour (FWT), que por un cambio de última hora se celebra en Verbier, en Suiza, en el mismo escenario en el que el 4 de abril del 2023 sobrevivió a un terrible alud que la enterró boca abajo durante más de diez minutos. Núria, de 26 años, ha tardado meses en procesar lo sucedido en la montaña del Bec des Rosses; durante unos instantes, antes de desfallecer, sintió que se le escapaba la vida. El freeride es una modalidad extrema en la que cada deportista traza su recorrido fuera de pista, en terrenos vírgenes, con pendientes de vértigo y obstáculos que deben salvarse con elegancia, fluidez y creatividad. Este exigente estilo ha atrapado a Castan, que el año pasado culminó tres victorias en el Freeride World Qualifier (FWQ). Este 2024, es la única mujer española que se medirá en el FWT Pro.
Después del alud
"He trabajado el trauma con un terapeuta y me he dado cuenta de que soy otra persona”
El circuito debía empezar este fin de semana en Baqueira Beret, pero las condiciones de la nieve han impedido arrancar en los Pirineos. La primera parada será en el Bec des Rosses, donde hace casi un año la atrapó un alud. ¿Cómo se supera un trance como el que vivió y se arma de valor para nuevos retos?
La primera semana de enero volví a la zona donde me pilló la avalancha, sentía que debía regresar. Allí solté todas las emociones, no tuve miedo, he trabajado el trauma con un terapeuta y me he dado cuenta de que soy otra persona.
Esta temporada el Bec des Rosses se presenta por partida doble; además de mañana también lo descenderá en la final del FWT si se clasifica.
Fui a principios de enero para prepararme por si me clasificaba para la final, pero ahora me toca ir directa al grano. Obviamente recuerdo lo que pasó en el 2023, pero lo intento encarar de manera positiva para vencer los miedos, si los supero me harán más fuerte. Sí, estoy un poco nerviosa pero con ganas de bajar por el Bec des Rosses, me lo he trabajado.
Dice que se siente otra persona. ¿Cómo le ha cambiado la experiencia de verse en un situación límite?
Hay un antes y un después. Había sufrido otros aludes, pero ninguno como este, me arrastró unos 400 metros por canales y entre rocas. Tardaron unos doce minutos en sacarme y perdí la conciencia Después de quedar enterrada, valoro más las pequeñas cosas, aprecio lo importante de poder respirar, me he replanteado la vida y he analizado si valía la pena seguir. He tardado meses en darme cuenta de lo que he aprendido. Soy otra persona pero en positivo, algo de mí quedó allí enterrado, he encontrado la estabilidad.
Y la conclusión a la que llegó es que sí valía la pena...
Para mí volver es un reto personal, es un tema de superación. Empecé a entrenar de nuevo en octubre y de manera progresiva para no frustrarme.
¿Qué se debe tener para ser de las mejores en freeride?
Saber improvisar, tener imaginación, creatividad y valentía.
Compagina la montaña con el diseño gráfico.
Estudié diseño gráfico en Barcelona y trabajo como autónoma en Innsbruck, donde se dan las condiciones para esquiar ya en octubre. Diseño y freeride requieren ser creativa.
Creatividad y un cierto toque de arte.
El día antes de la competición, la organización te muestra una foto de la cara de la montaña por la que descenderemos. Me paso dos horas estudiando la zona y trazo un plan A, un plan B e incluso una tercera opción por los imprevistos que puedan surgir y para buscar vías de escape. Los jueces valoran la originalidad de la línea que dibujada para bajar, la fluidez, el control, la técnica y los saltos y acrobacias.
Ver por donde baja sobrecoge.
Es un deporte extremo y lo que me gusta es sentir la adrenalina.
¿Quién es su referente en este deporte?
Cuando empecé había una snowboarder suiza, Estelle Ballet (campeona del FWT en el 2015 y el 2016), que hacía unas performances increíbles, era muy inspiradora. Falleció a los 21 años por un alud, yo entonces tenía 17 o 18 y me afectó mucho porque era mi referente. Aunque ella murió por mala suerte, es superimportante tener todos los conocimiento de montaña, de seguridad y de rescate para intentar evitar que estos accidentes sucedan.
¿Cómo una chica de Almoster, en el Baix Camp, lejos de los destinos de nieve, hace del freeride su vida?
Empecé a esquiar a los tres años, a mis padres les gusta la nieve y subíamos una o dos veces al año a Tavascan, La Molina, Andorra... A los ocho probé el snowboad y a los trece el freeride.
¿Cuáles son sus mejores resultados?
En el 2019, quedé segunda del ranking general europeo del FWQ; el 2020 fue el primer año que me clasifiqué para el FWT y la primera española que entró, acabé segunda en la prueba de Ordino; en el 2022, cuarta del ranking general mundial del FWT , y en el 2023 gané en Les Arcs, la Rosiere y Fieberbrunn del FWQ.